Cap. 7

74 10 5
                                    

Bai He estaba sentada en el sillón mientras tejía una chalina para Liu'er que estaba a su lado durmiendo tranquilamente. En eso se escucha que alguien toca la puerta, Bai He se levanta poniendo su tejido en el sillón y abre la puerta encontrándose con el joven MK.

—Buenos días, Bai He. No interrumpo algo, ¿verdad?— Preguntó nervioso.

—Buenos días, MK. Solo tejía una chalina para Liu'er, ven, pasa. Te prepararé un té— Dice dándole pase dentro de la casa e irse a la cocina.

—Gracias, hola Liu'er— Saluda al gato que se sube en sus brazos para descansar. —Me pegunto que más haces además de dormir— Le acaricia su cabeza recibiendo ronroneos. Se acerca a la cocina donde estaba Bai He. —Amm, Bai He. ¿Te podría preguntar algo?

—Te escucho— 

—Le había pedido a Sandy que si me podría entrenar ya que era un buen guerrero en el pasado, pero no pudo ya que no quiere mucho con lo relacionado a la guerra y eso incluye entrenar. Pero me dijo que tu sabías pelear cuando eras de mi edad, así que me preguntaba si tu... Bueno, tal vez... Quisieras... ¿Entrenarme?—

Se sorprende por la pregunta pero recupera la compostura. —Si lo necesitas pronto, me temo que durará mucho—

—De echo antes fui entrenado, aunque fue hace... cinco años— Susurrando lo último.

—¿Por qué quieres entrenar?—

—Yo, bueno... ¡Mi memoria! Sí, eso. Y si vuelvo a entrenar podré recordar más. Exacto— Respondió sonriendo convencido como si todo lo que hubiera dicho no se le había acabado de ocurrir.

—Bueno, pero antes toma el té. Veremos que sabes—

—Bueno, yo-. Espera, ¿es un sí? ¡Genial!




MK cae rendido sobre el pasto, arrastro su brazo en su frente para quitar el sudor. Hace un rato que empezaron a combatir, ella demostró una buena agilidad en el combate.

—Descanso— Avisó la mujer. —Buen trabajo, MK. Pero aún falta.

—¿Cuánto tardará en mi mejora de combate?—

—Depende de ti, observa y recuerda en que te equivocaste, puedes practicar esos movimientos que te enseño tu antiguo maestro—

—Bueno, gracias—

—No hay de que. Báñate y cámbiate tu cambio te ropa—

—¡A la orden, maestra!—







Pasaron dos meses, y había logrado "derribar" a Bai He, porque se arrepintió en el último momento y solo se cayó de cara y su arma que era un palo se le cayó en la cabeza. 

Ahora era de noche, habían estado durmiendo toda la tarde diciendo como escusa cualquier cosa para que no entren a su habitación. Ya despierto estaba alistando sus cosas dentro de su bolso, se puso su cinta roja con determinación y agarró el bastón que estaba debajo de su cama, la observó unos momentos hasta que se la puso en su oreja desapareciendo el arma. Escribió en una hoja y la doblo como carta dejándola sobre la mesa, salió de su habitación sigilosamente mirando por todas partes asegurándose que no había nadie.

❦❍El príncipe del Eclipse❍❦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora