Atlas.
Los últimos días me había sentido como si todo el equipo me hubiera lanzado contra las barandas del rink una y otra y otra y otra jodida vez. Desde niño siempre había tenido lo que yo quería, ¿mimado?, si, no hay una manera diferente de decirlo. Nunca me negaron nada, ni un mísero dulce, luego fui creciendo y con ello mis encantos aparecieron, no tenía que hacer mucho si deseaba un cambio de nota de alguna profesora, le hablaba bonito y sin chistar el día de entrega de boletas ya tenía una buena nota asegurada, las mujeres me caían a los pies como moscas, una idiota manera de relacionar las cosas, pero así era.
El punto es que no me he esforzado por nada en mi vida, nunca, no tener lo que quiero me frustra y mi carácter me hace llevarlo como la mierda. Dios me está poniendo una clase de prueba desde esa maldita fiesta en donde la conocí, Desireé. Y cuando pensé que podía dejarlo solo en aquella noche, el lunes siguiente me terminé encontrando nuevamente con ella. El destino me estaba dando hasta para llevar.
Era miércoles y el ambiente en el TD Garden comenzaba a cargarse de emoción y nervios, teníamos partido el viernes lo cual significaba una revisión exhaustiva del equipo, tener que volver a verla y recordar mi fracaso no era algo que me hacía puta gracia.
Estaba en el vestuario revisando mis cosas cuando Asher irrumpió a mi lado dejando caer su bolso, bolso del cual colgaba un oso de hilos que llamaba la atención más que cualquier cosa en el vestidor. Sabía que le gustaban ese tipo de cursilerías, pero llevarlas en su bolso de practica me parecía una ridiculez.
—¿Qué significa eso? —pregunté alzando una ceja mientras observaba la creatura de hilo, atrapando en el camino de mis palabras la atención de Bruno, quien estaba sentado en el banco de al lado
—¡Desireé me lo regalo! — dijo Asher como un niño y una sonrisa que me apetecia borrarle de la cara, levanto el bolso para mostrárnoslo mejor —. Es mi nuevo talismán de buena suerte
Bruno soltó una risa burlona. —¿Es una broma Asher? ¿Ahora necesitas de un talismas?
—Todos necesitamos de uno, en el último partido, tu—. Dijo señalándome— terminaste con una contusión y tu—. Señalo ahora a Bruno—. Te cortaron con un tiro que tapaste mal, ¡No subestimes el poder de los talismanes!—
Bruno se quedo pensando aquello y creo que estaba considerando la jodida idea. — ¿Sabes qué? Le pediré uno.
—Ah, claro, ahora basamos nuestra suerte y buen juego en unos estúpidos osos—. Dije poniendo los ojos en blanco. —dejen la niñerías
Ambos se rieron negando, sabían que a mi esos temas no me hacían gracia, la idioteces de corazones, buena suerte, osos y esa mierda no congeniaba conmigo y mi pensamiento de que o eras bueno en algo y nada podía cambiarlo, ni siquiera un oso de hilos. Y peor aún que ese estúpido oso viniera de Desireé. ¿Qué se pensaba?
¿Realmente creía por un segundo que solo podía aparecer aquí y llevarse a todos mis amigos poniendo cara de inocente? La idea de que Asher y Bruno la buscaran para ser cercanos me irritaba. Maldita y jodida vida absurda que tuvo que ponerla en mi camino de nuevo.
Si la tonta niña bonita pensaba que podía venir, andar de boca suelta y luego hacer como si nada, estaba muy equivocada. Yo no se lo permitiría. Le iba a hacer que deseara salir huyendo del lugar.
—Venga, Dagger— dijo Bruno, sacándome de mis pensamientos—. Deja de actuar como idiota y admite que quieres uno también.
Me encogí de hombros con fastidio, ignorando la emoción que inundaba a mis compañeros.
—Alucinan. Asegúrense de no involucrarme en sus bobadas.
—Ya hombre, ¿aun sigues molesto por lo de la fiesta? ¡Supéralo!
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Bajo el ritmo del stick
Teen FictionDesireé Monroy lo tenía todo: una familia que la adoraba, una relación estable y una oferta para su trabajo soñado. Sin embargo, su logro profesional tiene un costo: su novio no soporta la idea de una relación a distancia y rompe con ella justo ante...