Asher.
Vaya revelación. Estaba claro que Desireé no quería hablar de su familia. Cuando intentaba meter a colación una pregunta alguna pregunta sobre su padre o su hermano, ella cambiaba de tema con una naturalidad impresionante, desviaba la plática hacia algo trivial. Vaya habilidad.
Salimos del hospital y, aunque estaba preocupado por su muñeca, ya había sido debidamente atendida, mi curiosidad sobresalía. Saber que ella era una Cavvannaught cambiaba mi perspectiva. No porque eso sea lo más importante, sino porque yo, como jugador, se lo que significa ese legado. No hay manera de ignorarlo.
Desireé no parecía ansiosa por compartir más, y aunque su reticencia me intrigaba, decidí por el momento que no era debido presionarla.
Al llegar al edificio en donde vivía, pasamos por el lobby en silencio, el camino en el elevador fue igual. Al llegar a la puerta de su departamento y abrirla con la mano sana, me invito a pasar. Al entrar, me encontré con un espacio que no gritaba nada su pomposo apellido. Nada en su hogar sugería que proviniera de una gran familia. Todo en este lugar solo gritaba ¨Desireé¨, desde los detalles rosados en las cortinas hasta los libros en un estante blanco en un rincón. Acogedor y personal, ¿Qué más de ella escondía además de su apellido?
Sí, no la conozco desde hace nada y yo no era una persona que le gustara escarbar en donde no debía. Ambos nos sentamos en el sofá, y fue entonces cuando volví a intentarlo, sin rodeos.
—Así que... ¿cómo fue crecer en una familia como la tuya? —pregunté, esperando que el ambiente familiar la invitara a hablar.
Levanto la mirada, sus ojos ámbar enfocados en mí, pronto un suspiro de resignación salió de sus labios, como si ya se hubiera rendido ante mi insistencia.
—Muchos piensas que hay presión, ya sabes, para que siguiéramos los pasos de papá. Pero la realidad no es así. Mis padres nunca nos forzaron a nada. Darren eligió el hockey porque lo amaba, no por que tuviera que ser como papá— dijo, su tono era suave, sus labios curvados en una pequeña sonrisa al hablar de su hermano, y sus ojos iluminados me hacían saber cuánto lo admiraba.
Mientras ella hablaba, no pude evitar dejar que mis ojos vagaran por su rostro. Sus rasgos eran delicados, el leve bronceado que tenía su piel los resaltaba y su belleza se resaltaba aún más al mencionar a su familia. Preciosa. No por cómo se veía solamente, era la pasión que destilaba al hablar de quienes amaba.
—¿y tú? — pregunte, inclinándome un poco hacia adelante, dándome una mejor vista para seguir detallándola, su perfil, sus labios tenían una curva perfecta y pequeñas pecas se veían de cerca, cejas pobladas y unas largas pestañas que enfatizaban el color de sus ojos. Giró su rostro hacia mí, olvide por un segundo como respirar. No pude apartar la mirada mientras continuaba hablando.
—Yo seguí a mi mamá— respondió con un tono más bajo. Su mirada se perdió en algún punto del departamento. — fue seleccionada olímpica en Albertville en el 92. A los cinco años ya estaba en el hielo, intentando imitarla, encontrar la libertad que veía en ella. Y la encontré. Por un tiempo, el hielo fue sinónimo de lo que busque. No había presión, solo amor y apoyo. Se bien que, si Darren y yo hubiéramos tomado otro camino, ser algo diferente a ellos, nos habrían apoyado igual.
La forma en que platicaba de ellos, sin amargura, con tanto respeto y gratitud, me desconcertaba un poco. La mayoría de las veces, al hablar con alguien que viene de una familia famosa o poderosa, hay algún tipo de resentimiento, existe una sombra que persigue a los hijos. Pero en Desireé no había nada de eso. Solo amor.
Era imposible no sentirse atraído por ella.
Ella continuaba hablando, mi mente no dejaba de repasar cada línea de su rostro, como su boca se movía con cada palabra articulada. Y esos ojos...brillaban de una manera mágica.
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Bajo el ritmo del stick
Teen FictionDesireé Monroy lo tenía todo: una familia que la adoraba, una relación estable y una oferta para su trabajo soñado. Sin embargo, su logro profesional tiene un costo: su novio no soporta la idea de una relación a distancia y rompe con ella justo ante...