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Varios años atrás, en un pasillo de la preparatoria.
Taehyung, un chico delgado y callado,con sus lentes redondos más grandes que su rostro, caminaba con su mochila cargada de libros y la mirada siempre fija en el suelo, evitando el contacto visual con cualquier persona.
Los otros estudiantes pasaban junto a él, sin prestarle atención, como si fuera una sombra más en los corredores.

Ese día, mientras doblaba la esquina hacia su próxima clase, sintió un golpe inesperado.
Se chocó contra alguien y con el impacto, sus libros se cayeron al suelo.
Levantó la vista, un poco asustado, y vio a un chico que no reconocía: era alto, de rostro amable y una mirada cálida que le resultó deslumbrante. Taehyung supo inmediatamente que él debía de ser uno de los estudiantes de último año.

Seokjin se agachó con rapidez, recogiendo los libros que habían caído al suelo.
Extendió uno hacia Taehyung, con una sonrisa educada y sin rastro de incomodidad.

Seokjin: Lo siento mucho pequeño, no te vi venir -dijo Seokjin, inclinando la cabeza en señal de disculpa mientras le entregaba los libros-

Taehyung apenas pudo responder.
Su corazón latía tan rápido que las palabras se le enredaban en la garganta.
Con un torpe movimiento, aceptó los libros, asintiendo en silencio y bajando la mirada para que Seokjin no viera el rubor en su rostro.

Taehyung: Gracias... -murmuró, apenas un susurro, esperando que el mayor no lo escuchara-

Pero Seokjin ya se había incorporado y le dedicó una última sonrisa antes de continuar su camino, sin imaginar que aquel breve encuentro quedaría grabado en la mente de Taehyung para siempre.
Para él, fue solo un accidente, una pequeña disculpa y una sonrisa amable, pero para Taehyung, fue el primer momento en que alguien lo había tratado con amabilidad y calidez genuina, algo que lo hizo sentirse visible, aunque solo fuera por un instante.

A partir de ese día, Taehyung comenzó a notar a Seokjin en los pasillos, siempre rodeado de amigos, siempre brillante.
Pero Taehyung no se atrevió a acercarse, permaneciendo en las sombras, observándolo desde lejos y alimentando, en silencio, aquel primer destello de admiración que poco a poco se convertiría en algo más.

La escena se trasladó a un amplio salón de eventos, adornado con cintas doradas y azules que colgaban del techo, donde la emoción de los graduados y sus familiares llenaba el ambiente.
Taehyung estaba allí, de pie entre la multitud, un chico de 16 años que apenas destacaba entre el grupo de estudiantes de segundo año.
En realidad, no tenía ningún motivo para estar allí.
Había mentido a sus padres sobre una tarea pendiente para escaparse y asistir a la ceremonia de graduación, todo solo para ver a Seokjin.

Desde el fondo del salón, Taehyung observaba con nerviosismo, sin que nadie lo notara.
Sus ojos buscaban entre la multitud hasta que, finalmente, lo encontró. Seokjin estaba en el escenario, sosteniendo su diploma, su sonrisa radiante y sincera mientras saludaba al público.
Lucía tan seguro de sí mismo, tan confiado, como si el mundo entero estuviera a sus pies.
Para Taehyung, esa imagen era perfecta.
Aquel chico que una vez se disculpó con él en el pasillo, ahora estaba allí, bajo los reflectores, siendo el centro de todas las miradas.

Taehyung apretó sus manos, sintiendo una mezcla de orgullo y tristeza.
Sabía que Seokjin jamás se enteraría de que él estaba allí, observándolo en silencio, admirándolo desde lejos.
Ni siquiera sabía su nombre.
Aun así, en el fondo, Taehyung se prometió a sí mismo que algún día lograría estar a su altura, que algún día alguien lo miraría de la misma manera en que Seokjin era mirado ahora, admirado y querido por todos.

Cuando la ceremonia terminó, Taehyung salió del salón en silencio, sin hacer ruido, sabiendo que esa sería probablemente la última vez que vería a Seokjin.
Pero no pudo evitar llevarse consigo aquella imagen, el recuerdo de ese chico brillante en el escenario, una imagen que guardaría en su memoria, alimentando un sueño que comenzaba a nacer en su interior.
Un sueño que, con los años, se transformaría en un deseo de reconocimiento, y finalmente, en una obsesión que algún día lo llevaría de regreso a él.

Secuestrado (Taejin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora