una sonrisa

5 0 0
                                    

Una niña feliz, ¿No?

Alguien que vive en una realidad paralela no va a entender la vida de los adultos y yo con cinco años la estoy estoy empezando a entender demasiado bien.

Yo era ella hasta que un día todo empieza a cambiar. Ya la nona no quiere jugar conmigo, a veces pienso que prefiere más a mis otros primos que a mi y ya ir a su casa suena tremendamente aburrido.

Lo único que hago es ir al jardín, aprender a leer y escribir y después volver a casa y aguantarme a mi mamá enojada conmigo que revolee las cosas porque a mi papá le pinto separarse y irse con otra.

Me tendría que resultar normal pero esta situación cansa ya. Quisiera ser como las otras chicas que tienen a un hermano, a alguien que las defiende siempre.

- levantate chinchulin con pelos chinchulin🎶 - Abre las ventanas para que entre aire y la luz del sol que me llegue a la cara - Dale que se nos hace tarde y se nos va el colectivo.

Me levanto apurada porque son las cuatro de la tarde y tengo que ir a natación.

Nos subimos a un colectivo que nos lleva a la pileta y saco la mano por la ventana.

-Asli, no hagas eso - Me mira enojada - ¿Queres que pase un camión y te corte la mano?

-No, ma - Contestó sacándola.

-Mira lo que te compre para que lleves - Me muestra un paquete de oreos minis - ¿Segura que no te vas a aburrir?

-Me encanta nadar y el maestro es re divertido - Le explico - Además, podes ver por la ventana y si me aburro voy con vos.

Llegamos.

Me siento sobre una goma eva para hacer la vuelta carnero en el agua y me tomo media pileta.

Me duele la nariz y salgo corriendo hasta donde esta mamá.

En cambio, veo que esta la abuela así que corro a abrazarla.

-¿Que paso mi amor? - Me limpia las lagrimas - ¿Te lastimaste?  

-No abu, casi me ahogo.

-Bueno, no pasa nada, esta bien - Me da pequeñas palmaditas en la espalda.

-Mama me dio unas galletitas de oreo para que que coma - Le muestro el paquetito y ella lo abre - ¿Queres una?

-No, gracias amorcito. Come vos - La miro detenidamente y me lleva afuera - ¿Ya te sentis mejor?

-Si, ¿Dónde está mamá?

-Surgió algo en el trabajo y no pudo quedarse - Le dedico una mirada triste - Tenes que darte cuenta que lo hace porque te quiere y te cuida.

-Siempre se va y después cuando nos vemos lo único que hace es gritarme y a mi no me gusta que me griten - Se me hacen agua los ojos pero me los limpio con la manga del buzo.

Luego de un rato de silencio, me subo en una pared y empiezo a caminar sobre ella cuando en el charco de agua puedo ver un número.

27

Me resulta raro pero sigo como si nada aunque ese número no va a poder sacarse de mi cabeza.

Nuestro camino no nos lleva a mi casa sino a lo de mi abuela donde ahora también vive mi papá y mi madrina embarazada.

-Asli, ¿Podes alcanzarme el tarro de azúcar por favor? - Me pide mi madrina de pelo rubio alzando la mano para que se lo de - Quería preparar una tortita para comer a la tarde.

-Toma - Se lo extiendo y noto que hay un montón de productos de cocina sobre la mesada - ¿Queres que te ayude?

-No, no te preocupes - Me guiña un ojo y me sugiere que vaya con mi papá que me estaba llamando.

Subo las escaleras donde se encuentran las piezas de arriba y lo veo con un artefacto extraño. Es como un tornillo enorme enganchado a una madera que si colocas una almendra o cualquier fruto seco le saca la cascara.

Cuando mi papá me ve se corre para que vea bien lo que está haciendo.

-¿Que es eso? - Pregunto intrigada porque no recuerdo haberlo visto - Acaso, ¿Lo hiciste vos?

- No, no - Se ríe - Lo compre pero esta buenísimo, mira proba. 

Me lo extiende y me doy cuenta que su sabor es distinto.

-Hija, ¿Tu mama me extraña? 

Mi primer impulso es no contestarle porque no quiero meterme en sus cosas pero en realidad se necesitan.

-Si, pa - Le confirmo y los ojos le vuelven a brillar - No lo dice pero se nota. 

-Entonces, andando - Nos levantamos y el guardo todas sus prendas de ropa en una valija vieja de atras del mueble. Me tomo de la manito y sin despertar a nadie nos fuimos de la casa de mis abuelos - No te sueltes eh. 

Esta noche senti un gran alivio como si uno de los grandisimos problemas de mi vida se resolviera pero no me sentia completa. 

Me sentia sola y con una culpa o bronca que ni siquiera la habia causado yo.  

Dicen por ahi que cuando rompemos algo no puede restaurarse y esa pequeña niña se estaba destruyendo poco a poco.

Un vaso de vinagre Where stories live. Discover now