Secretos que salen a la luz

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Holis mis preciosuras, hice algunos cambios en la línea temporal. El baile se lleva a cabo durante la noche de ese mismo día, en lugar del día siguiente.

Me confundí a la hora de escribir y agregué un día a la trama que no correspondía :'v una disculpa.

Ya edité los capitulos anteriores también uwu

Sin nada mas que agregar, disfruten!

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La noche los alcanzó rápidamente y el inicio del baile se hizo inminente.

La música alegre inundaba el enorme salón que habían dispuesto en honor a los importantes invitados diplomáticos. Las velas iluminaban cálidamente el lugar en conjunto a los exquisitos adornos rojos, dorados y verdes que decoraban las paredes, a la par del estandarte de la ciudad de Yu Dao luciéndose con imponencia y elegancia. Comida deliciosa y bebidas infinitas, todo ese lujo a su merced solo para que Zuko y él decidieran refugiarse en un rincón, pegados a las largas cortinas que caían en cada esquina, intentando pasar desapercibidos ante los ojos de los nobles y rogando porque no los atraparan en sus garras de conversaciones políticas sin fin, cosa que, gracias a sus vestimentas representativas de su nación, no era nada sencillo de lograr.

Aang gimió por lo bajo en protesta y cansancio.

Cuánto deseaba que Katara estuviera ahí, al menos poder verla a lo lejos. Su mera presencia hacía que todo se sintiera mejor.

Luego de que Toph los forzara a abandonar la casa, se dirigieron al encuentro de Zuko. Sin embargo, solo pudieron darse poco más que un saludo afectuoso antes de que el Gobernador se enterase de su llegada y los obligase a realizar un formal recorrido por la ciudad y su mansión. Toph se escapó en la primera oportunidad que tuvo, la muy cobarde.

Solo pudieron huir de él ante la réplica de que era la hora de alistarse para la velada. Aang se apresuró a regresar a la casa en la que se hospedaban para volver a ver a su amada.

Sin embargo, apenas golpeó la puerta de entrada, recibió una respuesta de lo más amarga.

―Largo de aquí―ordenó Suki, abriendo la puerta sólo lo suficiente para dejar ver la parte superior de su cuerpo―. No pueden entrar, nos estamos alistando para la fiesta.

―Pero, cariño―se quejó Sokka―, nosotros también tenemos que prepararnos

―¡Sí! Nuestras ropas están ahí―continuó Aang, intentando echar un vistazo dentro, pero Suki bloqueó cualquier éxito que pudiese tener moviendo su cabeza a la par que él―. Katara está dentro, tengo que hablar con ella―sin embargo, la guerrera Kyoshi era inflexible―. ¡Suki!―gruñó.

―Te dije que no, Aang. No insistas―respondió, con un aire de total tranquilidad―. Estos son sus trajes―les entregó una pila de ropa cuidadosamente doblada―, vayan a bañarse y vestirse a los aposentos de Zuko, seguro que no le molestará.

El Maestro Aire frunció el ceño. ¿Por qué tanto misterio? ¿Por qué le prohibía ver a Katara? Sabía que ella estaría a salvo con Suki, pero por alguna razón, de pronto no le agradaba tanto la guerrera Kyoshi.

―Y yo te dije que tengo que verla―sentenció el Avatar.

Lejos de sentirse amenazada, las comisuras de la boca de Suki se elevaron un poco más.

―Me lo agradecerás más tarde―aseguró.

Estuvo a punto de protestar nuevamente cuando de pronto escuchó aquella voz melodiosa y encantadora hablándole desde el interior de la casa.

Tangled MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora