Mudanza

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Fandom: Marvel
Ship: magneticStar (Erik Lehnsherr x Peter Quill)
Extras: modern AU

Quill detuvo el auto fuera de la casa y esperó allí un momento mirando el asiento trasero por unos instantes, preguntándose cómo había llegado a este punto pues hasta hacía unos meses él estaba completamente seguro de ser "alérgico" al compromiso o bueno, de eso se trataba de convencer.

Esas tres cajas en el auto eran lo último que quedaba de sus cosas de aquél viejo departamento y al llevarlas adentro sería el paso definitivo a vivir juntos y vaya que lo más sorprendente era que no le aterraba ese paso, al menos no como antes la simple idea de un noviazgo a largo plazo lo hacía y es que Erik había llegado a cambiar tantas cosas en su vida.

Cuando lo conoció aquella vez en la universidad hacia ya poco más de un año, no pudo haberse imaginado que su plan de molestar al profesor serio, estirado y despiadado lo terminaría llevando a enamorarse del mismo, quizá el siempre bromear y tontear con las relaciones lo hizo creer que no había ningún problema, aunque algo no muy en el fondo le decís que debía tener cuidado, pero a pesar de ello no lo hizo y ese hombre terminó envolviendolo en sus garras… o quizá fue al revés, eso de "conquistar con la estupidez" se lo tomaba como reto personal.

Cómo fuera pasaron de las salidas casuales a las citas en su departamento, terminó conociendo a sus hijos y congeniando con ellos demasiado lo que también fue un alivio pues en realidad nunca había convivido con niños y no estaba seguro de poder manejar la situación, sin embargo, Peter era como uno más de ellos, jugando videojuegos, viendo películas, dibujando, corriendo afuera mientras rodaban por el suelo, simplemente estaba en su ambiente ideal logrando congeniar con los mellizos bastante rápido, de hecho lo aceptaron con singular facilidad y cariño. Quizá en ese momento Erik se dió cuenta de que Peter sí era el indicado.

— ¿Piensas dormir allí? —el rubio dió un pequeño respingo pues ni siquiera escuchó al mutante acercarse, lo tomó bastante por sorpresa si era sincero, pero trató de disimularlo poniéndose a buscar algo en la guantera.

— ¡Ah! Aquí está, es que no encontraba esta cinta y la quiero probar en ese estéreo que conseguí ayer —respondió mostrando el casette en manos mientras sonreía ampliamente y lo agitaba un poco. Erik solo pudo forzar una sonrisa mientras fruncía ligeramente el ceño, no le molestaba la música de Peter en realidad, bueno, no la mayoría de veces, pero de vez en cuando un poco de silencio no le vendría mal, sin embargo, con ese torbellino que tenía por pareja le era difícil tener un momento de paz… Y eso no le molestaba, al contrario, le daba mayor significado a su vida.

— Bien, bajemos las cajas, Wanda y Pietro casi terminaron de desempacar sus juguetes y quieren ayudarnos con el resto de cosas —explicó con simplicidad mientras abría la puerta trasera para comenzar a sacar las cajas.

Peter puso la cinta en su chaqueta y bajó del auto solo para observar con atención todo el lugar por unos segundos.

La casa de su madre en medio de la nada siempre le pareció el lugar más increíble de todos cuando era niño, tenían una gran propiedad que llegaba hasta el arroyo, árboles y planicie. Aún cuando el abuelo vendió la mitad cuando su mamá murió el lugar seguía siendo inmenso y sobre todo, alejado, justo lo que necesitaban para criar a sus dos pequeños con poderes peculiares.

Un accidente los había obligado a huir y esconderse lejos de la ciudad y es que las políticas antimutantes solo se habían endurecido con el paso de los años. Si bien se decía había mayor tolerancia hacia ellos, la verdad era que solo los marcaban cómo ganado para tenerlos vigilados y que fuera más sencillo su control, detención e incluso eliminación. Erik no permitiría que sus niños pasaran por ello y había decidido esconderlos, sin embargo, los accidentes ocurren y claro que habría una gran pena por pagar al no tenerlos registrados.

Bajo aquella situación tan apremiante, Peter tomó la dura decisión de volver al hogar que lo vio crecer y no por añoranza, al contrario, le era doloroso estar en el lugar donde había perdido a su familia, a su madre, sin embargo, ahora con Erik y los niños corriendo por todo el lugar y llenando la casa de vida y color era un poco menos doloroso cada día pues ahora él tenía a su propia familia allí y, aún siendo casi simbólico puesto que llevaban ya un par de semanas, entrar con esas cajas y completar la mudanza era todo un nuevo inicio para él y su familia y claro que haría todo para que fuera un nuevo comienzo perfecto.

Había perdido el miedo al compromiso, aunque al final se dió cuenta que nunca tuvo miedo de este, el verdadero terror era no ser correspondido, quedarse solo e incluso ser insuficiente, pero el mutante, muy a su manera, le había demostrado que ninguno de esos miedos era fundamentado haciéndole notar que era un gran hombre al no reaccionar negativamente cuando descubrió sus poderes, les había ofrecido su casa sin pensarlo e incluso parecía que, de ser necesario, se pondría en riesgo por protegerlos y eso era algo que siempre le agradecería a pesar de que también le preocupaba el muy poco sentido de autopreservación que tenía.

Era una pareja tan poco equilibrada, pero, de alguna manera, se complementaban bastante bien y solo esperaba que su nueva vida en familia solo empezara ir a mejor a partir de ahora.

flufftober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora