Capítulo 4 | Un cambio de imagen
Olivia White
Después del saludo incómodo con John, sentí que necesitaba aire fresco y espacio para aclarar mi mente. Decidí caminar hacia el centro del pueblo. Las calles polvorientas y tranquilas me daban una sensación de seguridad que no había sentido en días. Aún así, la paranoia seguía acechando. "Debo evitar levantar sospechas", pensé. Era momento de mezclarme, de convertirme en alguien común, irreconocible. Mi apariencia era algo que podía cambiar fácilmente, y con un poco de ropa nueva y un corte de cabello diferente, tal vez me sentiría menos expuesta.
Caminé hasta una pequeña tienda de abarrotes en el centro del pueblo. Tomé una canasta y comencé a llenar el carrito con lo esencial: pan, leche, algo de fruta. Nada demasiado elaborado, solo lo justo para pasar unos días. Traté de mantener la cabeza baja y no llamar la atención, aunque en este lugar pequeño, los rostros extraños siempre generaban curiosidad. La última vez que vine aquí tenía 6 años, nadie me recuerda. Las pocas personas que habían en la tienda me miraban, pero no de forma sospechosa. Al menos no todavía.
Después de pagar, cargué mis bolsas y caminé hasta un pequeño salón de belleza que había visto de camino. Me acerqué a la puerta y tomé un respiro antes de entrar. La campana sobre la puerta sonó al abrirla, y una mujer mayor, con el cabello teñido de un rubio casi blanco, me sonrió desde detrás del mostrador.
—¿En qué puedo ayudarte, querida? —me preguntó con una amabilidad genuina.
—Solo un corte... y tal vez algo de color —respondí, sin muchos detalles.
La mujer asintió y me guio hasta una silla. Mientras el sonido de las tijeras llenaba el aire, cerré los ojos por un momento. Este cambio, por superficial que fuera, me hacía sentir un poco más en control. Cuando terminó, el reflejo en el espejo mostraba a una Olivia diferente: cabello más corto y más oscuro. Me veía distinta. Esa era la idea.
Agradecí y pagué rápidamente, sin quedarme a conversar. Tomé mis bolsas y me dirigí a la biblioteca, una construcción antigua y modesta, con un cartel que apenas se mantenía en pie. Necesitaba un lugar tranquilo donde sentarme un momento, y ese era el sitio perfecto.
Entré, y el aroma a libros viejos me envolvió de inmediato. Era reconfortante. Dejé mis cosas en una mesa junto a una ventana y busqué un libro al azar para fingir que leía, aunque mi mente estaba a kilómetros de distancia. Me sentía observada, aunque no podía confirmar si era paranoia o intuición.
Jackson Ward (John)
Desde mi pequeño puesto de vigilancia improvisado, observaba cada movimiento de Olivia mediante las cámaras de seguridad distribuidas en el pueblo. Su paso por la tienda, el salón de belleza, y ahora como preveía, en la biblioteca me decían algo claro: estaba tratando de esconderse, de reinventarse de alguna forma. Sabía que había hecho un cambio de imagen. Nada demasiado radical, pero lo suficiente para pasar desapercibida si alguien la buscaba.
Mientras la veía tomar asiento en la biblioteca, supe que era el momento perfecto para mi siguiente paso. Debía hacer que nuestro próximo encuentro pareciera casual, como si el destino nos estuviera empujando a encontrarnos. Salí de mi "casa" y caminé con tranquilidad hasta el centro del pueblo, tomando una ruta que pasara frente a la biblioteca.
Al llegar a la puerta, entré con una sonrisa amable y saludé a la bibliotecaria. Me pasee entre los estantes de libros cercanos a Olivia fingiendo buscar algo y fingiendo que no la había visto, antes de tomar un libro e ir hacia la recepción.
—¡Vaya! Olivia, qué sorpresa verte aquí —dije en tono casual, como si el encuentro no fuera planeado—
Ella levantó la mirada, un poco sorprendida y con sospecha por verme otra vez.
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Entre un mar de engaños
ActionCuando Olivia White descubre que su amante, Mason Foster, es el líder de una poderosa mafia, intenta huir, pero él no la dejará escapar tan fácilmente. Mientras la CIA aprovecha su situación para atraparlo, un joven agente, Jackson Ward, se infiltra...