Alastor se sacrifica en el exterminio para salvar a sus amigos, ganándose inesperadamente un lugar en el cielo. Allí se encuentra inmerso en un conflicto celestial que divide a los ángeles entre aquellos que apoyan la redención de los demonios y los...
¡Hey! ¿Cómo están? se supone que debía publicar el cap mas temprano pero me pegue una confundida y pues se me hizo tarde, en fin ¿Por qué estoy publicando cap un lunes? Bueno para compensar las 2 semanas que estuve sin publicar caps. En esta semana habrá capitulo doble de todos los fic . Antes de comenzar tengo que aclarar que obviamente las imágenes utilizadas No son mías y créditos a sus respectivos creadores.
El Cielo está envuelto en una calma que parece sofocante. La luz dorada que todo lo baña se siente densa, casi opresiva. Azrael el arancel de la muerte se encuentra en una sala privada, más sombría que la mayoría de las cámaras del cielo, esperando a Uriel, el Arcángel de la Sabiduría y el Juicio. La puerta de mármol se abre con un eco sordo, y el arcángel entra con su bastón llameante en mano, su presencia tan severa como el fuego que porta.
Sus ojos, brillando en un dorado incandescente, escudriñaban el entorno con una intensidad casi insoportable, como si pudieran ver más allá de lo físico y leer los secretos del alma de cualquiera que se cruzara en su camino. Su sonrisa amplia y afilada se dibujaba con la precisión de un depredador que ha encontrado su próxima presa, sugiriendo una mente calculadora y peligrosa. Sobre su cabeza, un halo dorado, fracturado, proyectaba una tenue luz que recordaba su apodo celestial, pero también insinuaba la ruptura de algo más profundo en su ser.
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(Uriel, el Fuego de Dios Arcángel de la Sabiduría y el Juicio)
Azrael, de pie junto a una ventana de cristal que muestra una vista de las nubes celestiales, no se molesta en dar la vuelta para recibir a su hermano.
"No andaré con rodeos, Uriel", dice Azrael, su tono directo y frío "Te pedí reunirte conmigo porque necesito tu apoyo para prohibir la redención", explico el pelinegro de manera clara simple.
Uriel frunce el ceño, su expresión tan inmóvil como una estatua. Con un leve movimiento de su mano, el bastón arde con una luz más intensa, como si fuera una extensión de su descontento. Se acerca lentamente, evaluando cada palabra de Azrael.
"Tú sabes cuál es mi propósito, Azrael", responde Uriel con voz controlada, sus ojos dorados fijos en su hermano "Soy el Arcángel del Juicio y la Redención, el encargado de hacer cumplir la voluntad de Dios. Si Miguel está a favor de la redención, ¿por qué debería unirme a ti en contra de la voluntad divina?", pregunto el apodado fuego de dios, aunque parecía haber algo de amargura en su tono.
Azrael, sin dejar de mirar por la ventana, deja escapar una pequeña risa, una que rezuma burla. "Deja de fingir, Uriel. Ambos sabemos que las cosas no son tan simples como "la voluntad de Dios". ¿De verdad crees que lo que nos contó Miguel es la verdad?", se gira lentamente, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de desafío y astucia "Sabes tan bien como yo que Miguel ha acumulado demasiado poder. Nadie se atreve a contradecirlo, pero eso no significa que lo que hace esté alineado con lo que realmente quiere el Creador. Y, aunque esta alianza que te propongo no logre destruir a Miguel, al menos podemos debilitarlo. Podemos joderlos lo suficiente como para que deje de ser intocables".
