¡Hey! Bueno primero una disculpa por el retraso, Ayer fue un día pesado y no tuve ni un segundo libre. Dejando eso de lado como amo el fanservice pero no del carácter sexual...eso aun no, yo hablo del romance y lindos momentos. Bueno la verdad que con este cap creo que ya ¿se confirma el poliamor? mmm voy a tener que cambiar la portada, etiquetas y sinopsis pipipi pero no me arrepiento de nada. Antes de comenzar tengo que aclarar que obviamente las imágenes utilizadas No son mías y créditos a sus respectivos creadores.
****** = cambio de escena
Pov = punto de vista
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Pov Alastor
El sol apenas despuntaba en el horizonte, sus primeros rayos acariciaban el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. El mar, en calma, reflejaba esa luz, creando una superficie ancha que se extendía hasta perderse de vista. A lo lejos, las olas susurraban suavemente al romper en la orilla, en perfecta armonía con el latido constante del océano. Sin embargo, Alastor estaba absorto, su mirada fija en el vacío mientras se movía a lo largo de la arena húmeda.
Llevaba más de una hora entrenando, y aunque su cuerpo seguía moviéndose con precisión, sus pensamientos comenzaban a escapar. Cada golpe de su lanza, cada giro que ejecutaba, parecía sincronizarse con la furia interna que trataba de apaciguar. En sus movimientos, la arena se levantaba, creando remolinos caóticos a su alrededor. Su energía celestial también respondía, alimentando esa tormenta silenciosa mientras él continuaba. El entrenamiento siempre había sido su válvula de escape, pero hoy no encontraba el alivio que buscaba.
A pocos metros, dos pequeñas figuras lo observaban con atención. Eran sus nuevas compañeras, las dos lobas que antes habían sido temidas como bestias del apocalipsis. Ahora, sin embargo, lucían más pequeñas, casi como cachorros, gracias a las órdenes de Sera y su insistencia en que adoptaran una forma más "discreta". La loba de fuego, a la que había bautizado como Ignis, esta conservaba su pelaje ardiente que vibraba como llamas en un incendio. Sus ojos, de un color anaranjado intenso, seguían cada uno de los movimientos de su amo con curiosidad. A su lado, Glacia, la loba de hielo, permanecía tranquila, su pelaje blanco marcado por glifos azulados brillando como nieve bajo la luz del amanecer. Ambas parecían entender que algo pesaba en el corazón de Alastor, algo más allá de su entrenamiento habitual.
Lute estuvo particularmente feliz por la adopción de las lobas, diciendo que estas podrían ayudar mucho en el entrenamiento de las exterminadoras. En el infierno, los demonios de gran tamaño eran comunes, y entrenar con algo de tamaño similar les daría a las exterminadoras una ventaja invaluable.
Alastor entendía lo que Lute intentaba hacer. Ahora, más que nunca, las exterminadoras debían estar listas para cualquier cosa, ya que, gracias al último Exterminio, los demonios sabían que pueden usar acero angelical para matarlas. Este pensamiento en particular perturbaba a Alastor. El les había agarrado cariño a las exterminadoras, especialmente a las novatas, que en los últimos entrenamientos habían confiado en él, escuchado sus consejos y lo habían seguido con admiración. A su manera, las novatas incluso lo adoraban y no quería que ninguna de ellas pereciera a manos de algún asqueroso demonio... especialmente no por un idiota como Lucifer.
Alastor se detuvo por un instante, bajando los brazos mientras exhalaba profundamente. Sus ojos claros como la nieve se perdieron en la línea del horizonte. El cielo era vasto y hermoso, un reflejo del lugar donde se encontraba, pero sus pensamientos estaban muy lejos de allí.
"El cielo tiene su paz, pero el infierno... el infierno es donde debo estar".
La tranquilidad del cielo no podía borrar las responsabilidades que lo llamaban desde abajo. No podía negar que Sera y Lute habían traído un sentido de pertenencia a su vida que no esperaba encontrar. Ambas eran como dos partes de un todo, y juntas habían logrado colarse en los rincones más profundos de su corazón. Sera, con su serenidad y dulzura, siempre lo hacía sentir que, de algún modo, todo iba a estar bien. Y Lute era fuerza y pasión, su presencia le hacía sentir que no había obstáculo que no pudieran superar juntos.
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Juntos en un Cielo de Mentiras
RandomAlastor se sacrifica en el exterminio para salvar a sus amigos, ganándose inesperadamente un lugar en el cielo. Allí se encuentra inmerso en un conflicto celestial que divide a los ángeles entre aquellos que apoyan la redención de los demonios y los...