¡Hey! ¿Cómo están? A pasado un tiempo dos largas semanas que sentí como una eternidad, nuevamente me disculpo por este tiempo de inactividad. La universidad me agarro desprevenido pero bueno ya estoy libre de nuevo así que vuelven los fics. Antes de comenzar tengo que aclarar que obviamente las imágenes utilizadas No son mías y créditos a sus respectivos creadores.
****** = cambio de escena
Pov = punto de vista
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Pov General
Los rayos dorados del sol celestial se filtraban a través de las ventanas de la cocina, llenando la estancia de una cálida luz que no lograba tocar el frío que había entre Alastor y Sera. El contraste era evidente: el ambiente sereno y armonioso del cielo no coincidía con la tensión palpable que llenaba el aire entre ellos.
Alastor, con el ceño ligeramente fruncido, movía distraídamente el tenedor en su plato, aunque apenas había probado bocado. Frente a él, Sera cortaba pequeños trozos de fruta sin entusiasmo, su mirada perdida en algún punto de la mesa. El silencio entre ambos era pesado, casi sofocante.
Alastor fue el primero en romperlo. Respiró hondo, preparándose para hablar, su voz suave pero con un tono de justificación.
"Querida, sé que estás molesta, y no te culpo por eso. Pero quiero que entiendas... lo que hice fue necesario", La miró, esperando una reacción que no llegó "Exponer los experimentos de Raziel habría sido un desastre para nosotros. Solo hubiera traído caos al cielo, y eso jugaría en contra de nuestros objetivos...", hizo una pausa, su tono volviéndose más firme "Solo hice lo que creí mejor para ambos".
Sera seguía sin mirarlo. Sus manos temblaban ligeramente mientras apretaba el cuchillo con fuerza, clavándolo en un trozo de manzana. La tensión en su cuerpo era visible; las alas, que solían moverse con gracia, ahora estaban rígidas, casi temblorosas.
"No lo entiendes...", murmuró ella, apenas un susurro al principio.
Alastor la observó con atención, sus ojos blancos buscando desesperadamente una señal de comprensión en ella. Sin embargo, cuando Sera finalmente levantó la vista para encontrarse con la suya, lo que vio fue dolor. Sus ojos brillaban, no por la habitual chispa de serenidad que solía iluminar su rostro, sino por la tristeza y la frustración que parecían estar a punto de desbordarse.
"No estoy molesta porque lo hicieras, Alastor...", su voz se quebró, pero la firmeza en sus palabras permanecía "Estoy molesta porque no me lo contaste. ¿Por qué lo hiciste a mis espaldas?", Las palabras cayeron entre ellos como una sentencia.
El silencio que siguió fue más pesado que antes. Alastor abrió la boca, buscando las palabras adecuadas para explicar, para suavizar el dolor en los ojos de Sera, pero nada salía. Sabía que cualquier justificación solo empeoraría la situación. Antes de que pudiera articular una respuesta, Sera se levantó de golpe. Sus alas, grandes y majestuosas, temblaron levemente con la emoción contenida.
"No hace falta que lo expliques ahora", dijo, su voz suave pero firme, con un aire de resignación. Sin decir más, se dio la vuelta y salió de la habitación, dejándolo solo en medio del silencio.
Alastor permaneció sentado, mirando la puerta por la que Sera acababa de salir. Un extraño vacío se instaló en su pecho, una sensación que le era ajena y molesta. Estaba acostumbrado a manejar las cosas por sí mismo, a planificar y ejecutar sus estrategias sin tener que rendir cuentas a nadie... pero con Sera, era diferente. Desde el primer momento siempre había sido diferente. Y ahora, esa diferencia lo hacía sentir más vulnerable de lo que había estado en décadas.
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Juntos en un Cielo de Mentiras
De TodoAlastor se sacrifica en el exterminio para salvar a sus amigos, ganándose inesperadamente un lugar en el cielo. Allí se encuentra inmerso en un conflicto celestial que divide a los ángeles entre aquellos que apoyan la redención de los demonios y los...