10. Caminos divididos

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Pandora se quedó de piedra al ver que los ojos de Ikki se habían abierto. ¿Ante quién estaba? Podía sentir el fiero, pero noble cosmos del joven, pero al mismo tiempo podía percibir la oscuridad de Hades manifestándose con una fuerza inmisericorde. No comprendía exactamente lo que estaba ocurriendo.

- ¿Dónde estoy? – preguntó Ikki, alterado. – Yo...

En ese momento, el joven comenzó a vomitar sangre, causando que Pandora se altere y se apresure a auxiliarlo. Ikki no entendía lo que le estaba pasando, solo que no se sentía como antes, sobre todo por la perturbación de su cosmos. Fue ahí que a su mente llegó el recuerdo de su hermano menor y Saori.

- Shun... mi hermano... – pronunció confundido, tomando su pecho. – Hades...

Inmediatamente, posó su mirada en Pandora, quien llamó por completo su atención, y no únicamente por esa mirada profunda e inquietante que tenía, sino porque llegó a sus recuerdos dormidos.

- Yo te conozco... tú estuviste con mi hermano hace diez años. – aseguró Ikki.

Pandora, a pesar de estar preocupada, mostró ante Ikki un carácter firme, pues como su futura mano derecha y la Comandante de los tres jueces del infierno, no podía mostrarse vulnerable.

Pandora ya había tomado una decisión. Si se ganaba la confianza de Hades verdaderamente, la iba a beneficiar, y con eso podría vengarse de Ker. Su corazón ya no sangraba ni dolía, pues ya no había la posibilidad de un futuro lleno de paz y felicidad para ella.

Una sobreviviente... nada más.

- Veo que ya me recordaste, mi señor. – dijo la joven, sonriendo con soberbia.

- ¿Señor? – preguntó Ikki, sorprendido.

- Solo debes notar los cambios que se están dando en ti...

Mientras Ikki mantenía la mano en su adolorido pecho, se dio cuenta del collar de estrella de cinco picos que tenía, el que supuestamente le pertenecía a su hermano.

- Este collar es de mi hermano, fue regalo de nuestra madre. – afirmó serio. – Y el que yo tenía...

La mente de Ikki se quedó en blanco, pues se olvidó lo que iba a decir. Pandora lo notó, por lo que decidió darle una explicación.

- Ikki, ahora tu vida no te pertenece, y a partir de ahora comenzarás a olvidar cada una de tus videncias y sentimientos, pues un dios no los necesita. – dijo la mujer, seria. – Debido a tu imprudencia, impediste que Shun, tu hermano, cumpla con su destino como el portador de mi Señor, y por eso, ahora a ti te tocará cumplir con su voluntad.

Ikki, espantado, escuchó las palabras de Pandora, asociando todo con la pelea contra Aiacos y las razones por las que él quería apoderarse de su hermano.

- No... imposible. – expresó aterrado.

Ahora entendía perfectamente las pesadillas que lo invadían desde hace años, donde su hermano era poseído por un ente oscuro, mientras él no podía hacer nada para impedirlo. Por esa razón, decidió ausentarse de su hogar, para hacerse más fuerte. El haber conocido a su maestro le abrió el camino y conocimientos sobre el propio poder que él desconocía.

Sin embargo... todo había sido en vano. Ahora estaba ante una situación que como humano se le hacía imposible manejar.

- Ese collar nunca fue regalo de tu madre, sino que fue otorgado a tu hermano por mí, porque Hades, el dios del Inframundo, lo volvió a elegir como su cuerpo elegido.

La mente de Ikki era un caos, la cabeza le reventaba de dolor, por lo que comenzó a alterarse cada vez más.

- ¿Tú... le diste el collar a Shun? ¿Tú fuiste la que marcó su destino?

Saint Seiya: Cadenas malditasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora