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La mañana en la ciudad tiene un aire fresco, típico de los inicios de otoño, mientras el sol apenas se asoma entre las nubes. Jake ajusta su mochila, esperando en la entrada del Colegio, su corazón late con emoción ante la perspectiva de ver a Sunghoon.
Aunque habían intercambiado mensajes toda la noche, nada se compara con el momento de estar juntos.
Cuando Sunghoon llega, conduciendo su lujoso automóvil, el brillo en sus ojos al ver a Jake es inconfundible.
Se detiene frente a él con una sonrisa que hace que el corazón del omega lata aún más rápido. Sin decir una palabra, Sunghoon baja del automóvil y se acerca para rodearlo con un suave abrazo. El aroma de ambos se mezcla, creando una atmósfera tan cálida que parece desconectar el mundo exterior.
—Buenos días —Murmura Sunghoon, su voz apenas un susurro contra el cabello de Jake.
—Buenos días —Responde Jake, recostando su cabeza sobre el pecho de Sunghoon por un breve instante. A pesar de la temprana hora, estar en sus brazos es todo lo que necesitaba para sentirse completamente despierto.
Sunghoon, con una mirada de ternura, desliza una mano por la mejilla de Jake antes de inclinarse y darle un beso suave en la frente. Los pequeños gestos de afecto parecen tan naturales entre ellos, como si siempre hubieran estado destinados a compartir esos momentos.
—¿Listo para ir a clases? —Pregunta Sunghoon, con una sonrisa divertida, aunque claramente prefería quedarse abrazado a él.
—Siempre que estés a mi lado —Responde Jake, medio en broma, aunque lo dice en serio.
Mientras tanto, a unos metros de distancia, Jay y Yunjin observan la escena con una mezcla de asombro y exasperación. Jay se cruza de brazos y deja escapar un suspiro dramático, mirando a Yunjin como si compartieran un mismo pensamiento.
—¿En serio? —Murmura Jay, con los ojos en blanco—. ¿Cómo pasamos de estar en medio de un conflicto entre clanes a... esto?
Yunjin suelta una risa divertida, dándole una palmadita en la espalda a Jay.
—Te lo dije, Jake es un bobo enamorado. Al principio estaba tan molesto con Sunghoon, y ahora míralo... como si no pudiera vivir sin él.
Jay niega con la cabeza, pero no puede evitar sonreír. Ver a Sunghoon así, tan feliz y relajado, es algo que rara vez había visto.
—Supongo que los mates tienen esa magia —Dice finalmente Jay, aunque el tono ligeramente burlón no desaparece del todo—. Pero aún así, esto es demasiado empalagoso, ¿no crees?
—Oh, totalmente —Responde Yunjin, asintiendo con firmeza—. Si siguen así, tendrán que regalarnos un par de cubos de azúcar para poder soportarlo.
Ambos comparten una risa ligera, aunque en el fondo, están genuinamente felices por sus amigos.
Sunghoon, ajeno a las miradas de Jay y Yunjin, entrelaza su mano con la de Jake mientras comienzan a caminar hacia el ingreso del edificio. No hay palabras entre ellos que puedan capturar por completo la tranquilidad y la felicidad que sienten en ese momento. Jake mira de reojo a Sunghoon, y el simple hecho de ver la luz en sus ojos lo llena de paz.
