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El día de la prueba del vestido había llegado, y la mansión Brienfs estaba llena de un bullicio incesante. Las risas y conversaciones se mezclaban con el tintinear de copas y los suaves acordes de música que sonaban de fondo. Bulma, su madre y su hermana, Thighs, se encontraban en el vestidor, preparándose para la selección final del vestido de novia.

—¿Estás lista, querida? —preguntó su madre, con una sonrisa radiante que iluminaba su rostro. Tenía una mirada de emoción que Bulma no podía ignorar.

—Más que lista —respondió Bulma, tratando de compartir la alegría de su madre, aunque una parte de ella se sentía vacía.

Las tres se dirigieron a la sala de exhibición, donde una amplia variedad de vestidos colgaba de las paredes, cada uno más deslumbrante que el anterior. Bulma admiró cada uno, sintiendo una mezcla de emociones. La idea de su boda con Vegeta era real y emocionante, pero también le recordaba a Yamcha, a la relación que habían compartido y que había terminado en traición.

—Este es el vestido que te hará lucir como una princesa —dijo Thighs, señalando un vestido blanco con encajes delicados y una cola larga que caía elegantemente.

Bulma se acercó, tocando la tela suave. Su corazón se aceleró al imaginarse llevándolo en su boda, pero de inmediato una punzada de dolor la atravesó. Recordó las promesas que había hecho con Yamcha, su sueño de casarse con él, y cómo todo se había desvanecido. Sin poder evitarlo, su mente se llenó de imágenes de su relación con él: sus risas, sus sueños compartidos y, por último, su traición. Se sintió como si un peso enorme se posara sobre su pecho.

—¿Te gusta, Bulma? —preguntó su madre, notando la expresión en su rostro.

—Es… es hermoso —respondió ella, esforzándose por sonreír, aunque su voz sonó un poco apagada.

—¡Vamos, cariño! Debes pensar en lo que viene! —la animó su madre, entrelazando sus dedos con los de Thighs.

Bulma se forzó a mirar hacia adelante, a concentrarse en lo que tenía en frente. Sabía que era un momento especial y no quería arruinarlo. Con un leve asentimiento, decidió probarse el vestido.

Mientras se cambiaba, sintió que las dudas y recuerdos la asediaban. Pero al mirarse en el espejo, una chispa de emoción iluminó sus ojos. La tela se ajustaba perfectamente a su figura, resaltando su silueta de manera halagadora. Al girar, vio cómo la cola del vestido caía graciosamente detrás de ella.

—¡Estás hermosa! —exclamó Thighs, haciendo que Bulma sonriera genuinamente por primera vez.

—¿En serio? —preguntó, con un brillo renovado en sus ojos.

—Absolutamente. Vegeta no podrá quitarte los ojos de encima —respondió su madre, haciendo que ambas se rieran.

Sin embargo, en el fondo, Bulma sabía que la emoción de la prueba del vestido no podría borrar la tristeza que sentía. Decidió que debía hablar con Vegeta, debía conocerlo mejor. Sabía que su actitud arrogante y fría podría ser solo una fachada, y estaba decidida a descubrir qué había detrás de esa máscara.

Él le agradaba.

Más tarde esa tarde, mientras su madre y hermana discutían sobre los detalles de la boda, Bulma decidió que era el momento de acercarse a Vegeta. Después de todo, su matrimonio era una oportunidad para tomar control de su vida.

Cuando finalmente llegó a casa, encontró a Vegeta esperando en el jardín. Él estaba de pie, con los brazos cruzados, mirando el atardecer que teñía el cielo de tonos naranjas y púrpuras. Se veía sereno y distante, como si estuviera perdido en sus pensamientos.

—Hola —saludó Bulma, con un tono de voz decidido, acercándose con cautela.

—Hola —respondió Vegeta, sin girar la cabeza. Había un aire de misterio que la intrigaba.

—Quería hablar contigo —dijo, tratando de ocultar la ansiedad en su voz. Ella sabía que esto no sería fácil.

—¿Sobre qué? —preguntó Vegeta, ahora mirándola con su típica frialdad. Pero, en el fondo, Bulma percibió una chispa de curiosidad.

—Sobre nosotros, sobre este compromiso —dijo ella, dándose valor—. Quiero entender lo que piensas.

Vegeta la miró, una ligera sorpresa cruzó su rostro, pero rápidamente fue reemplazada por su habitual desdén.

—No hay mucho que entender. Es un acuerdo, nada más. No hay ninguna emoción involucrada —dijo, con una voz que no dejaba espacio para la discusión.

Bulma frunció el ceño, sintiéndose frustrada.

—No tienes que actuar así, Vegeta. No siempre tiene que ser solo un trato. Tal vez podríamos conocernos mejor.

—¿Para qué? —replicó él, desinteresado—. No tengo tiempo para juegos.

—No estoy jugando —dijo Bulma, levantando la voz. —Quiero saber más de ti, más allá de lo que los demás ven. Todos sonríen y celebran, pero tú… tú pareces no estar interesado en nada de esto.

Vegeta la miró fijamente, como si pesara sus palabras.

—Porque no lo estoy,lo más divertido de todo esto,es lo que planeas para vengarte de ese insecto—contestó finalmente, aunque su voz era un poco más suave.

Bulma sintió una mezcla de melancolía y admiración. Él era como una fortaleza inexpugnable, y la curiosidad de conocer su interior era abrumadora.

—Entonces, ¿Este compromiso es solo un trato de negocios,para ti? —preguntó ella, tratando de encontrar alguna debilidad en su postura.

Vegeta, sorprendido por su pregunta, se quedó en silencio. Aún en su frialdad, Bulma podía ver que había algo más en él.

—No lo sé —dijo al fin—. No estoy acostumbrado a esto. No sé lo que significa tener un sentimiento más. Simplemente estoy siguiendo órdenes.

Bulma sintió una punzada de compasión por él. Quizás su frialdad era solo un mecanismo de defensa.

—Está bien,creo que lo entiendo—respondió suavemente—. Te doy tiempo. Pero quiero que sepas que estoy aquí si alguna vez decides abrirte.

Vegeta la observó, sus ojos oscuros reflejaban una mezcla de sorpresa y contemplación. Era un momento tierno, casi vulnerable, y Bulma se sintió más cerca de él.

—Supongo que eso es lo mejor que puedo ofrecerte por ahora —dijo él, su tono suavizándose un poco.

En ese momento, el sol se ocultó, dejando caer una suave brisa que envolvió a ambos. Era el comienzo de algo nuevo, y aunque el camino sería complicado, Bulma se sintió lista para enfrentarlo.

Ambos se quedaron en silencio, compartiendo el momento mientras el cielo se oscurecía, conscientes de que el destino los había unido de maneras que aún debían descubrir.

La Venganza perfecta [Vegebul][AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora