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Palabras: 1490
Advertencias: Molestia. Tensión. Nervios.
Comentarios iniciales: Otras sorpresitas se van a llevar 👀 Disfruten, voten y comenten 😘
Sexta luna
298 d.C
Pentos
Molestia.
Todo lo que podía sentir en esos momentos, era molestia pura bailando por cada rincón de su cuerpo tenso. Su molestia se debía a dos causas en específico, por su hermano haciéndose pasar por un Baratheon y por haber dejado a Dany sola en ese lugar donde las emociones se mezclaban con la ambición. Si, tenía en cuenta que tener a los Dothraki de su parte para poder obtener de regreso el Trono de Hierro era una buena inversión, pero ¿Usar a Dany para llegar a ese medio? Ya no estaban en los tiempos pasados para buscar alianzas por medio de matrimonios.
Pero quien le diría eso a su tío.
Dany era una jovencita tan inocente que no tendría por qué casarse con un hombre tan bruto como Khal Drogo. Apenas estaba en la flor de su juventud, con 14 años marcando cada centímetro de su jovial rostro. No quería que este se fuera marchitando, no. Deseaba mantener esa inocencia en ella el tiempo que fuera necesario antes de que todo comenzara a explotar.
Lástima que él estando fuera no pudiera ayudar mucho.
Estuvo un mes fuera de Pentos con su hermano, Aegon. Dos semanas en barco a Desembarco del Rey, donde desembarcaron los dos para tener la reunión con Lady Jeanice —aterradoramente idéntica a su madre, Aellya— y luego de terminar, cada uno tomo caminos diferentes. Aegon al Norte como "Dante Baratheon" y él tuvo que regresar a Pentos. No conocía a ese tal Dante, lo que mantenía su mente inquieta durante esas dos lentas semanas ¿Sospecharían? ¿Reconocerían a su hermano? Por esas fechas, los Targaryen no eran muy bien vistos en Poniente.
Por un descendiente toda su casa se fue a la ruina. Por un descendiente su madre murió junto a la esperanza de que ellos volvieran a regresar al lugar de su nacimiento. Le molestaba que Rhaegar Targaryen hubiera muerto a manos de otra persona que no fuera él. Sus manos se envolvían alrededor de la empuñadura de su espada, cada que escuchaba el nombre de ese imbécil.
De todo lo sucedido durante la Rebelión, varios milagros sucedieron. Algunos de ellos ocultándose en Dorne.
—Príncipe Aemond —dijo Illyrio Mopatis cuando lo vio entrar a su casona en Pentos.
