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- ¡Aquí están! - un fuerte grito los interrumpió. Era Off.
El sirviente descendió de su caballo y caminó con furia hasta dónde se encontraba la pareja.
- ¡¿Quién le permitió estar a solas con el príncipe?!
Tomó a Nat del brazo y lo levantó con brusquedad. Nat intentó zafarse, pero el sirviente afianzó su agarre. Off estaba muy enojado, había intentado mantener la calma, no revelar sus emociones, sin embargo encontrarlos con sus rostros tan cerca quebró la poca paciencia que le quedaba.
- El mismísimo príncipe me permitió estar a su lado. Ahora suelte a mí prometido y recupere la cordura, ninguno de los dos le debe a usted alguna explicación - Max se puso de pie e intentó sujetar el brazo de Nat para atraerlo hacía él, sin embargo Off se lo impidió. Una fría y amenazante guerra de miradas se desató entre ellos dos.
- ¡No se atreva a tocarlo! - le gritó el sirviente al emperador e intentó atraer aún más a Nat hacía su cuerpo.
- ¿Quién crees que eres? - preguntó Zee enojado. El guardia real había seguido a Off hasta ese lugar. Indignado desenfundó su espada y se colocó delante de Max para protegerlo - ¡¿Cómo te atreves a hablarle así al Emperador?! ¡Además, ¿cómo osas a tocar al príncipe de esa manera?!
Nat estaba frustrado, Off había arruinado por completo su pequeño paseo con el emperador. Cansado de que siempre arruinen su felicidad miró al sirviente con odio y lo pisó con fuerza. El sirviente chilló de dolor y soltó su agarre.
- ¡No vuelvas a insultarme de esta forma! ¡Respétame! - El príncipe se dejó llevar por la ira y abofeteó al sirviente. Todos estaban sorprendidos por el vigoroso sonido del golpe.
- Eres un sirviente, debes recordar cuál es tú posición, además disculpate con el Emperador, es una terrible ofensa la forma en la que te dirigiste a él.
- Estoy cumpliendo órdenes, soy tú chaperón... - La voz de Off se quebró, estaba tan enojado y dolido. Se sentía traicionado por Nat, nunca imaginó que su príncipe lo trataría de esa forma, qué preferiría al emperador que es un completo desconocido antes que a él, qué estuvo en muchos momentos de su vida.
- Él no es mi Emperador y nunca lo será, por lo tanto no tengo que brindarle mis respetos - Off extendió su mano intentando sujetar la de Nat - Nos vamos en este instante o hablaré con su padre de lo que ví hace un momento, no creo que la noticia le agrade.
- ¿Qué acabas de decir? - preguntó Nat. Todo su cuerpo se calentó, la rabia que sentía aumentó tanto que comenzó a temblar - ¿Te atreves a amenazarme? ¿Acabas de desafiar mi autoridad y la del emperador?
Intentó contener sus lágrimas, luchó con todas sus fuerzas para no quebrarse una vez más. Está agotado de su vida en Seaview. Siempre cautivo, siempre silenciado. Todos se sentían con el derecho de manejar su vida, de patearlo a su antojo, su padre no lo respetaba, incluso muchos sirvientes no lo hacían. Ya no soportaba un día más, deseaba parar todo el maltrato que recibía, anhelaba poder ser feliz.
