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La entrada al castillo se encontraba abarrotada con cientos de carruajes

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La entrada al castillo se encontraba abarrotada con cientos de carruajes. Los lacayos trabajaban sin parar, recibiendo a todos los invitados y guiándolos hasta el gran salón de baile.

Se esperaban alrededor de quinientas personas. Ya que el emperador no suele ofrecer bailes con mucha frecuencia, intenta compensarlo con una gran fiesta y cientos de invitados. Además, el baile de hoy es muy importante, pues al fin anunciará su compromiso de manera oficial. Aunque los invitados desconocen la existencia de Nat, la mayoría cree que Max elegirá a una joven soltera de Sunset.

El salón de baile estaba repleto. Se podía sentir el buen humor revoloteando por la gran habitación. Las risas, carcajadas y el constante zumbido de las conversaciones se mezclaban con la suave melodía que tocaba la orquesta.

Max tenía una gran y falsa sonrisa decorando su rostro; las mejillas comenzaban a dolerle. Hablar con los hombres del consejo y el resto de los nobles lo agobiaba; además, tenía que aguantarse a las constantes señoritas hijas de estos señores que suplicaban por su atención.

"¿Por qué tarda tanto?", pensó mientras dejaba salir un gran suspiro. El emperador miraba con anhelo la entrada principal. Ansiaba ver a su lindo prometido entrar por la gran puerta.

— Lo extrañé muchísimo, Su Majestad imperial; todos los días anhelaba que regresara de su viaje para al fin poder verlo de nuevo — exclamó la señorita con emoción; sin embargo, al ver lo distraído que estaba el emperador, se entristeció un poco — ¿Espera a alguien, Su Majestad? Lo noto muy distraído.

— Así es — respondió de forma distante.

— ¿Le gusta mi vestido? Lo elegí para usted — La joven no pensaba rendirse; desea la atención de Max y luchará hasta obtenerla.

— Umm... es bonito — contestó sin mirarla.

— Me encantaría bailar. He notado que aún no baila con alguna señorita, su Majestad...

— No pienso bailar aún, señorita Ponfutrakul. Lo haré más tarde cuando anuncie a mi futura pareja.

— ¡Oh! — exclamó la chica con emoción. Ella aún mantenía la esperanza de ser la elegida. ¿Quién más sería si no es ella? La más bonita y perfecta joven que habita en Sunset. Es la más adecuada para la posición de emperatriz. Ha estudiado toda su vida para algún día ocupar esta posición.

— Su Majestad, me haría muy feliz si se dirige a mí como Ging.

— No puedo hacer eso — Max estaba perdiendo la poca paciencia que aún le quedaba. Escuchar el constante parloteo de la joven empeoraba su estado de ánimo.

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