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En el arrullo de tu aliento en mi pecho,

deslizando mis dedos por tu pelo,

me inquieta una duda que se desliza:

¿Qué más podría entregarte?.


Mientras tus manos trazan caminos en mi piel,

susurran preguntas, ansias de satisfacción.

¿Qué más puedo brindarte en esta comunión?

Más que fugaces deleites, gozos intermitentes.


Te observo y captas el pesar en mi mirada,

pues somos conscientes que solo nuestros cuerpos rozan,

que la conexión se desvanece entre las sábanas,

y solo queda el deseo y el fugaz rastro de un abrazo.


¿Qué más puedo darte, si ya solo queda eso?

Nos abrazamos, aún con la incertidumbre en el viento,

conscientes de que somos el eco del deseo,

un suspiro perdido en el universo sediento.  

MarchitasWhere stories live. Discover now