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En el vaivén de mis días, amada mía,

procuro acallar mi mente, en silente lucha.

Nunca fui gran conversadora, más forjé

un íntimo lazo con mi propio ser.


Al llegar tú, perturbas mi ocio,

pretendo ahogar tu voz en la rutina, en el cansancio,

desgastando las horas hasta caer rendida,

más persistes, terca, en mis sueños.


Charlamos sin pausa,

como si el tiempo fuera mero invento de unos pocos,

con complicidad inexpugnable,

donde todo se dice sin pronunciarse.


En ese lenguaje subversivo, entre líneas,

tú preguntas, yo respondo, en danza,

y río, pues sé, sé que te quiero.


Anhelo tus palabras, tu indiferencia,

no sé por qué te detesto,

odio el poder que te he otorgado,

y desespero, y tú lo sabes, pues sientes lo mismo.


puedo sentir el sabor de tus labios,

como el néctar que embriaga,

y escucho tu risa, melodía suave que acuna.


Tu piel, palpable en el aire,

Te desliza y en el eco.

Puedo ser tuya, así lo soy,

sin necesidad de rozar siquiera un fragmento de tu piel,

pues en el deseo, nos fundimos. 

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⏰ Last updated: Oct 15 ⏰

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