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Tocaste una versión de mí desgastada en vicios, dolores y egoísmos. 

Y, aun así, me contemplabas con esos ojos imposibles de evadir,

con esa sonrisa y susurrándome lo bella que me descubrías.


En mis abismos te adentraste valiente y sin temor,

conquistando fragmentos de este ser agrietado y consumido,

mientras yo, perdida en mis propias sombras, te abrazaba

y encontraba en tus palabras redención.


Tus ojos, desafiaban las ruinas y resplandecían en cada rincón oscuro,

convirtiéndome en la musa de tu amor inquebrantable,

rescatándome de la penumbra que envolvía mi existencia.

En tu mirada, reflejo de ternura y compasión,

se borraban las marcas de mi pasado convulso. 

MarchitasWhere stories live. Discover now