Tengo el control

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Nadie en particular está narrando

Al día siguiente, Marinette estaba más fuerte, y también su actitud.

Entró al aula, otra vez temprano.

—Vaya, ese despertador sí que funciona —se rió Alya.

—¡Buenos días, Marinette! —dijeron los chicos al girarse.

Marinette fingió una sonrisa. —Buenos días —dijo con una dulzura inusual.

—¿Estás bien, Mari? —preguntó Adrien.

—Estoy bien, rubiecito —gruñó Mari.

El trío se quedó impactado, especialmente Alya. Esperaba ver a su amiga tartamudeando y sonrojada frente a Adrien, pero en su lugar, esta Marinette ruda había salido a gruñir. Jamás habría actuado así, y mucho menos con Adrien.

—¿De dónde salió eso? —preguntó Alya, sorprendida.

—De ninguna parte, solo que no estoy de humor. Ese estúpido despertador me despertó anoche y no paró de sonar. Lo siento, Adrien —mintió Marinette, bajando la cabeza, tratando de controlar su actitud.

—Está bien. ¿Tus padres te van a conseguir uno nuevo? —preguntó Adrien amablemente.

—No lo sé —suspiró Marinette.

—Bueno, espero que sí, no me gusta ver este lado tuyo —dijo Alya.

—¿Marinette? —una voz suave y gentil preguntó.

—¿Qué? —gruñó Marinette, levantando la cabeza solo para ver a la dulce e inocente Rose.

—¿Me puedes ayudar con la tarea de matemáticas? —preguntó tímidamente.

Marinette estaba a punto de responder bruscamente, pero entonces se le ocurrió una idea. 

—Eh, ¡claro! Está en mi casillero, ¿me acompañas? —dijo con dulzura.

—¡Ok! —respondió Rose felizmente, siguiéndola hacia los casilleros.

Cuando llegaron al casillero, ella se detuvo y se giró hacia Rose, sabiendo que esto sería fácil.

—¿Todo bien, Marinette?

—Solo me preguntaba... ¿confías en mí? —preguntó con tristeza.

—¿Qué? ¡S-sí, por supuesto!

—Entonces, ¿puedes contarme un secreto?

—Eh, ¡claro! —dijo Rose, confiando en Marinette con todo su corazón—. Confío en que no lo contarás, pero... estoy saliendo con el príncipe Ali.

Mari sonrió al sentir cómo la confianza de Rose hacia ella se hacía más fuerte. —Oh, qué lindo.

—¿De verdad?

—Sí, aunque pensé que él buscaría a alguien mejor.

—¿Q-qué?

—Sí, pensé que buscaría a una princesa o a alguien que pudiera defenderse, en lugar de dejar que los demás la pisoteen.

—¿E-en serio hago eso? —Rose sollozó, sus ojos llenándose de lágrimas.

—Sí, cariño, lo haces. Pero puedo ayudarte —dijo Mari, sin mirar a Rose, ya que sus ojos ahora eran completamente negros.

—¿Cómo? —preguntó Rose desesperada.

—Dime "Princesa..." —Marinette hizo una pausa y se giró hacia ella.

Los ojos de Rose se abrieron de par en par al darse cuenta de que era una trampa. Intentó correr, pero ya era demasiado tarde...

—¡Fragancia! —continuó Mari, colocando una máscara de mariposa sobre los ojos de Rose. Esta gritó de dolor mientras Marinette le explicaba las reglas y ambas cayeron al suelo.

—Finge que te acaba de golpear algo —susurró Mari, y ambas actuaron como si algo las hubiera derribado.

La clase corrió hacia ellas después de escuchar los gritos.

—¡Dios mío! ¿Están bien? —gritó Alya, cayendo al lado de las chicas.

—Algo voló sobre nosotras y nos hizo volcar —gimió Marinette desde el suelo.

—¿Crees que sea un akuma? —preguntó Juleka mientras ayudaba a Rose a levantarse.

—Tal vez, no estoy segura. Podría haber sido Hawkmoth —dijo Marinette mientras se levantaba con la ayuda de Alya.

—Espero que no —murmuró Alya mientras todas volvían a clase después de que Mari sacara la tarea de matemáticas para Rose.

Adrien estaba preocupado, quería esconderse y transformarse, pero no sabía si realmente había un akuma. No tenía ni idea, así que tomó el riesgo de no transformarse, y Marinette tuvo suerte por eso...

Adrien no descubriría que se trataba de algo más que un simple akuma...

★彡[ᴛᴇɴɢᴏ ᴇʟ ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ]彡★ - MiraculousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora