Capítulo 7

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La sala de partos estaba iluminada suavemente, pero nada podía suavizar la intensa frustración que sentía Jooha en ese momento. Se encontraba en la cama, con las piernas abiertas y un sudor frío recorriendo su frente. Las contracciones llegaban cada vez más fuertes, y él apretaba los puños, tratando de manejar el dolor.

—¡Maldita sea! —gritó, arqueando la espalda mientras un espasmo de dolor recorría su cuerpo. Los latidos de su corazón resonaban en sus oídos, y la presión era abrumadora. Miró a Dooshik, que estaba a su lado lleno de preocupación.

—Vamos, cariño, tú puedes hacerlo. —Dooshik le tomó la mano con firmeza —. Solo respira.

Jooha se giró hacia él, los ojos llenos de rabia y desesperación. Solo tenía ganas de atrancarle los pelos, no quería verlo.

—¡Tu puta madre, cabrón! ¡Esto es tu culpa! —gritó sintiendo cómo el dolor se intensificaba nuevamente, por lo que apretó la mano de su alfa con rabia.

Las enfermeras, que estaban al lado, no pudieron evitar reírse ante el despliegue de emociones de Jooha. A pesar de la gravedad de la situación, el ambiente se sentía algo más ligero gracias a la reacción de esos dos.

—¡Sí, sigue así! —exclamó una enfermera, tratando de contener la risa—. Tienes que canalizar esa energía.

—¡No puedo creer que esto me esté pasando! —Jooha seguía retorciéndose, y el dolor lo hizo volver a mirar a Dooshik, quien lo miraba con ternura.

—Cariño, sé que es duro. Pero piensa en nuestro bebé —Dooshik acarició su frente, sin dejar de mirarlo a los ojos.

—¿¡Qué bebé!? ¡¿Te crees que me importa eso ahora?! —Jooha resopló, tratando de no perder la compostura, mientras que con la mano que no estaba aferrada a la de Dooshik, le agarró la entrepierna —. ¡Te voy a arrancar esa maldita cosa que tienes entre las patas! ¡Por tu culpa estoy así!

Dooshik trató de reprimir la risa, sabiendo que eso era lo último que debería hacer, pero la imagen de su omega furioso era tan surrealista que no pudo evitarlo.

—Pero fuiste tú el que quiso tener sexo aquel día —replicó levantando la mano libre en señal de defensa —. ¡Te lanzaste sobre mí!

—¡Cállate! —gritó Jooha, sintiendo otra ola de contracciones, y agarrándole entre los pantalones, con algo de fuerza, por lo que Dooshik soltó un gruñido por el dolor —. ¡Esto es todo tu culpa! ¡No me hables de eso ahora! ¡Tú te dejaste! ¡Es tu culpa, malito cerdo!

Las enfermeras continuaron riendo, y una de ellas trató de calmar el ambiente, viendo que ya estaba listo para pujar.

—Bien, Jooha, ahora es el momento de empujar. Vamos a sacar a ese pequeño. Recuerda, respira y empuja con cada contracción.

Jooha asintió, sintiendo que la siguiente contracción se acercaba. Cerró los ojos y se preparó para el siguiente empujón, mientras Dooshik lo animaba.

—Tú puedes, cariño. Eres increíble —Dooshik se inclinó para besar su frente —. Estoy aquí contigo, siempre.

—No me digas eso, solo me haces sentir peor —murmuró Jooha, pero en su corazón sabía que su alfa estaba ahí para apoyarlo. El amor de Dooshik era su mayor apoyo en ese momento de caos.

Cuando la contracción alcanzó su punto máximo, Jooha gritó, empujando con toda su fuerza. La enfermera guiaba cada paso, alentándolo y dándole instrucciones.

—¡Perfecto, Jooha! ¡Un poco más! ¡Lo estás haciendo genial!

Finalmente, con un último grito, Jooha empujó con todas sus fuerzas, sintiendo una presión inmensa. Un llanto resonó en la habitación, y Jooha se quedó sin aliento, aturdido pero aliviado.

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⏰ Última actualización: Oct 24 ⏰

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ᴅᴜʟᴄᴇ ꜱᴏʀᴘʀᴇꜱᴀ | 𝒫𝑒𝒶𝓇𝓁 𝐵𝑜𝓎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora