Capítulo 4 |

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La entrada del hotel parecía el preludio de algo grandioso, con las puertas abiertas de par en par, luces doradas brillando desde el interior y una alfombra que te guiaba como si el destino estuviera trazado con precisión. Me acerqué sintiendo el eco suave de mis tacones contra el suelo de mármol, rezando para que me llevaran a buen puerto. El vestido plateado que había elegido para la ocasión, con su espalda al descubierto y un brillo sutil que capturaba la luz en cada movimiento, parecía la elección adecuada, aunque ahora, bajo las miradas desconocidas que cruzaban la entrada, me preguntaba si no estaba un poco fuera de lugar.

No es que fuera nueva en estos ambientes, pero había pasado tanto tiempo... Y esta vez no estaba como simple espectadora. Heaven me había llamado ese mismo día, emocionada por el cierre de temporada de Heaven's Night Show, y aunque había dudado en asistir, me encontré diciendo que sí antes de poder detenerme. Ahora, aquí estaba, entre flashes de cámaras que capturaban a los rostros más conocidos de la televisión y personalidades que se movían por el salón como si todo fuera una coreografía preestablecida.

Las puertas del salón principal me recibieron con el sonido de risas ahogadas por la música, los destellos de luces desde el techo y un escenario montado en el fondo, majestuoso y sobrio. Las mesas redondas se esparcían por la sala con copas de champán que tintineaban en manos ajenas, y el murmullo constante del bullicio envolvía la atmósfera. Nadie parecía notar mi llegada tardía, lo que me dio un respiro para respirar hondo y estudiar el lugar.

"¿Dónde demonios debería estar?" me pregunté. La fiesta estaba en pleno auge, y parecía que el momento para llegar de forma discreta ya había pasado hacía rato. Todo aquel despliegue de elegancia y éxito me intimidaba más de lo que estaba dispuesta a admitir.

Decidí que lo mejor sería buscar una copa primero. Un cóctel, tal vez algo que me diera la sensación de estar controlando la situación. Caminé hacia una de las barras libres, pasando entre vestidos de alta costura y trajes de diseño, intentando no parecer demasiado perdida. El suelo bajo mis tacones se sentía menos firme de lo que me hubiera gustado, como si cada paso me recordara que ya no era la chica que solía moverse sin esfuerzo en este tipo de ambientes. Pero en el fondo, sabía que tenía que improvisar, como siempre lo había hecho.

Me quedé apoyada en la barra, jugando con la copa de martini entre mis dedos, mientras mis ojos vagaban por la sala, observando cómo la gente se dejaba llevar por la música y las luces que bañaban el ambiente en destellos de colores. Los cuerpos se movían con una gracia casi ensayada, como si el baile fuera un lenguaje secreto que yo ya no recordaba. Todo el lugar vibraba con una energía palpable, y, sin embargo, me sentía extraña, como si estuviera fuera de sincronía con la atmósfera.

El cristal frío de la copa era un ancla, algo físico que me mantenía conectada a la realidad en medio de esa atmósfera vertiginosa. Pero, mientras mis pensamientos navegaban en espiral, una ráfaga familiar me trajo de vuelta. Lo sentí antes de verlo. Esa presencia. Era como si el aire a mi alrededor se hubiera comprimido, cargado con una tensión inesperada. Y luego, su voz, rompiendo el murmullo de la música y las risas como un trueno.

—Así que es cierto, Blake Wright ha vuelto a la ciudad.

El aire en mis pulmones pareció detenerse por un segundo. Me giré despacio, con esa mezcla de anticipación y temor que siempre había sentido cuando se trataba de Elliot. Y ahí estaba, como si el tiempo no hubiera pasado, pero a la vez, como si los años lo hubieran esculpido en una versión más nítida de sí mismo.

Su sonrisa fue lo primero que me alcanzó, esa sonrisa ladeada que tantas veces me había sacado de quicio. Tan segura, tan socarrona, como si el mundo entero le perteneciera y él lo supiera. Elliot siempre había tenido esa aura, la de alguien que podía hacer y deshacer con un simple gesto. Pero esta vez, aunque la familiaridad estaba ahí, había algo más. Algo en sus ojos que hablaba de tiempos pasados y de cicatrices que no siempre se ven a simple vista.

El irresistible juego de Midnightemptation (PARTE 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora