-Tn y Fern se habían llevado a Granat a una cabaña fuera de la ciudad-
Granat: Agradezco que me sacaran, pero no servirá de mucho. Esos demonios comenzarán a matar a todos para hacerme volver. Necesitan detenerlos rápido antes de que descubran cómo destruir la barrera.
Granat: ¿Y su amiga elfa?
Tn: Ya escapó desde la tarde. Ahora mismo fue a enfrentar a Aura.
Fern: Frieren-sama es una hechicera muy poderosa. Podía salir en cualquier momento.
Granat: ¿Frieren? ¿La elfa que derrotó al rey demonio? De haberlo sabido, hubiera actuado mejor. Pero es peligroso enfrentarla, no importa cuántos guerreros enviáramos, siempre era el mismo resultado. Aura tiene un arma mágica poderosa, una balanza que mide el poder mágico, y el poder que más pese tendrá control sobre el perdedor. Pero, como es obvio, Aura siempre gana, y solo pocos pueden resistirse a tal poder por un instante.
Fern: Frieren-sama lo soportará, creo en ella.
Con Frieren
Aura: Bueno, bueno, ha pasado casi un siglo desde que nos vimos, Frieren. Mi señor ha caído y mis compañeros fueron asesinados. Pero tú tampoco te salvas. ¿Dónde están tus demás compañeros? Déjame adivinar, el héroe y el sacerdote están muertos por vejez, y el enano está tan débil y anciano que prefirió retirarse. Tú eres la única que queda.
Frieren: No es cierto.
Aura: Es verdad. Tienes a dos aprendices, pero son muy jóvenes para morir. Es una lástima que mis esbirros no tendrán piedad con ellos, igual que yo no la tendré contigo.
-Uno de los soldados de Aura ataca a Frieren con su hacha, pero esta lo esquiva-
Frieren: Honestamente, esperaba que fueras atacarme con todo tu poder.
Aura: Quería calentar, pero ya que insistes.
-Los soldados de Aura se ponen en guardia-