El sol de la mañana se derramaba por las ventanas del castillo, bañando cada rincón con una luz cálida y dorada. Todo estaba en su sitio, como siempre, cada detalle del inmenso castillo brillando con una impecabilidad que a veces parecía inhumana. Era temprano, tan temprano que solo los primeros rayos de luz se asomaban cuando unos golpes resonaron en la puerta del pequeño almacén donde Chester dormía.
Chester se levantó sobresaltado, sus ojos aún medio cerrados por el sueño, y abrió la puerta de inmediato. Frente a él estaba una guardia, con su armadura resplandeciente y una expresión severa.
-"Necesito que vengas conmigo"- dijo ella, con una voz que no dejaba lugar para preguntas.
-"¿Ahora?"- preguntó Chester, sorprendido y algo aturdido.
La guardia no respondió. Chester, con una sensación creciente de inquietud, asintió y la siguió en silencio. Lo llevaron a través de pasillos y corredores que rara vez había transitado. Finalmente, llegaron a una parte del castillo que le resultaba completamente desconocida. Las paredes estaban decoradas con tapices antiguos y pinturas que reflejaban la historia de la familia real. Al entrar, Chester notó que era el santuario de la familia real, un lugar de reverencia y respeto.
En el centro del salón, una mujer de mediana edad, con el cabello rubio recogido elegantemente y un marcado acento francés, lo esperaba. Sus ojos brillaban con astucia mientras esbozaba una sonrisa amistosa.
-"Bonjour, chico"- dijo ella con una sonrisa amplia.
Chester, siempre respetuoso y consciente de su lugar, hizo una reverencia.
-"Hola... mi nombre es Chester."-
La mujer soltó una carcajada suave, una risa que llenó la habitación con una ligereza que contrastaba con la formalidad del lugar.
-"¡Oh, por favor! No seas tan formal conmigo"- dijo, estirando su mano. -"Me llamo Charly, soy la modista de la familia real."-
Chester titubeó por un momento, pero finalmente aceptó su mano.
-"Mucho gusto, Charly"- dijo, todavía un poco nervioso.
-"El gusto es mío, Chester."- dijo, desenrollando una cinta métrica de forma ágil y experta. -"Bueno, comencemos"-
Chester frunció el ceño, aún confuso.
-"¿Comenzar qué?"- preguntó, mirando a su alrededor.
-"Soy diseñadora, cariño"- respondió Charly con una sonrisa, señalando un hermoso vestido que estaba en exhibición en el centro de la sala. Era un diseño majestuoso, con detalles finos de encaje y pedrería que capturaban la luz del sol de manera deslumbrante.
-"¿Es para mí?"- bromeó Chester, aunque en realidad estaba más desconcertado que divertido.
Charly soltó una risita mientras comenzaba a medirle las piernas.
-"¡Claro que no! Este es para la princesa Mandy. Tiene que lucir deslumbrante en el baile de esta noche."-
Chester observó el vestido con admiración. Los detalles eran delicados y finos, y la sola idea de Mandy usándolo lo llenó de una cálida emoción.
-"Es hermoso..."- dijo en un susurro, imaginándose a Mandy radiante con ese vestido.
Charly continuó midiendo, moviéndose de manera rápida y precisa, como alguien que ha hecho esto miles de veces.
-"Y ahora me toca a mí hacer tu atuendo"- dijo, cambiando la cinta a otra medida mientras Chester permanecía quieto.
-"¿Mi atuendo?"- preguntó él, completamente confundido.
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Triste Pero Dulce Amor
RomansaEsta es una historia donde Mandy la futura reina de Candyland y Chester su bufón enfrentarán diversos problemas. Es mi primera historia espero les guste y una disculpa por lo corto de los capítulos !Espero que disfruten la historia cualquier conse...