☆┊┊Advertencias Ignoradas┊┊☆

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Yael miró su teléfono, incrédula. El mensaje de Charles era breve y cruel:

"Yael, lo siento mucho. Mi carrera es lo primero para mí y sé que esto te dolerá, pero tengo que seguir adelante con la fachada de mi relación con Charlotte. Es el precio que debo pagar por alcanzar mis sueños. Lo siento. No te merezco. Adiós."

No hubo explicaciones. Solo palabras cortantes que terminaron con todos los lazos entre ellos. Yael se sintió utilizada, como si todas las promesas y juramentos de Charles no hubieran significado nada para él. La rabia y la tristeza se mezclaron en su interior. ¿Cómo podía hacerle esto?, se preguntó. ¿Cómo podía desaparecer de su vida sin siquiera una explicación? Yael intentó llamarlo, pero Charles la había bloqueado. No podía enviarle mensajes, no podía llamarlo. Estaba completamente aislada. La sensación de abandono y rechazo la invadió. Yael se preguntó si había sido solo una distracción para Charles, un pasatiempo hasta que las vacaciones terminaran. Las lágrimas comenzaron a caer mientras Yael recordaba todos los momentos que habían compartido. Las sonrisas, las risas, las noches pasadas juntos.

Yael se sentó en su habitación, rodeada de recuerdos de su relación secreta con Charles. La sensación de traición y engaño la consumía. ¿Cómo pudo ignorar las advertencias de todos? Ahora, ya era tarde para arrepentirse. Debía seguir adelante. Decidida, Yael se levantó y comenzó a deshacerse de los recuerdos que la ataban a Charles. Era hora de cerrar ese capítulo de su vida. Arthur, su amigo y hermano de Charles, se convirtió en su primer aliado. Él siempre había sabido sobre la relación secreta y había tratado de advertirla. Ahora, estaba allí para apoyarla. Sophia y Arthur llegaron a la casa de Yael, preocupados por su amiga. La encontraron sentada en el sofá, con la mirada perdida en el vacío. 

Yael, lo siento mucho, dijo Sophia, abrazándola. Arthur se sentó a su lado, estaba allí para apoyarla. Siento no haber podido hacer más para evitar esto, dijo Arthur, mientras la abrazaba. Yael sonrió débilmente. No es tu culpa, Arthur. Yo elegí ignorar las señales. Yael sonrió débilmente. Gracias, chicos. No sé qué hubiera hecho sin ustedes. Sophia se levantó y puso música en su teléfono. La canción "We Are Never Ever Getting Back Together" de Taylor Swift comenzó a sonar. Yael se rió. ¿Esta canción? Sophia sonrió. Sí, porque también menciona que la dejaron por mensaje de texto. ¡Es como si Taylor Swift estuviera hablando directamente de ti! Arthur se unió a la risa. Yael, tú eres fuerte. Puedes superar esto. Yael se sintió agradecida por sus amigos. Su apoyo incondicional la hizo sentirse menos sola. Gracias, chicos, repitió. No sé qué haría sin ustedes.

Juntos, los tres comenzaron a planear una noche de diversión para olvidar a Charles. Vamos a salir, a bailar y a reír, dijo Sophia, mientras Yael sonreía por primera vez en días. Arthur se ofreció a llevarlas a un club exclusivo, donde podrían olvidarse de todo. La noche prometía ser intensa.

Yael, Sophia y Arthur salieron del apartamento, listos para disfrutar de una noche de amigos en el vibrante Mónaco. La semana del Gran Premio se acercaba y era siempre emocionante, pero también significaba que la ciudad estaría llena de pilotos y personalidades del mundo del automovilismo. Yael se sintió un poco nerviosa al pensar en toparse con Charles u otros pilotos. Pero Arthur, que competía en la Fórmula 2, la tranquilizó. No te preocupes, Yael, dijo. Estoy aquí para protegerte de cualquier piloto que te moleste. Sophia se rió. Además, vamos a divertirnos tanto que no tendremos tiempo para pensar en ellos. 

La noche comenzó en un bar de moda en el puerto de Mónaco

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La noche comenzó en un bar de moda en el puerto de Mónaco. Arthur conocía al dueño y les consiguió una mesa con vista al mar. Mientras disfrutaban de sus cócteles, Yael notó a varios pilotos famosos en el bar. Había uno en particular que la miraba con interés. ¿Quién es ese?, preguntó Yael a Arthur, señalando al piloto. Arthur sonrió. Ese es Lando, piloto de McLaren. Es un buen tipo. Yael se sintió intrigada. ¿Lo conoces? Arthur asintió. Sí, lo conozco. Es un amigo mío. De repente, Lando se acercó a su mesa. 

Hola, Arthur. ¿Qué tal si me presentas a tus amigas?

Yael se sentía bien, disfrutando de la noche con sus amigos y Lando, hasta que vio a Charles y Charlotte llegar tomados de la mano, derrochando amor y felicidad. La sangre se le heló en las venas. ¿Cómo podía Charles hacerle esto? ¿No había suficiente con dejarla por mensaje de texto? Yael sintió un ataque de pánico. Su respiración se aceleró, y sus piernas se debilitaron. Pero antes de que pudiera derrumbarse, Sophia y Arthur intervinieron. Sophia se levantó y se puso en medio de la atención, contando una historia graciosa que hizo reír a todos en la mesa. Arthur se unió, haciendo una broma que distrajo a la gente de Yael. Lando, notando la tensión, se acercó a Yael y le tomó la mano. 

Estoy aquí para ti, -le susurró. Yael se sintió agradecida por sus amigos y Lando. Gracias a ellos, pudo mantener la calma y no hacer una escena. Mientras Sophia y Arthur seguían siendo el centro de atención, Yael se levantó y se disculpó. Necesito un momento, dijo, y se dirigió al baño. Lando la siguió. Yael, ¿Estás bien? preguntó, preocupado. Yael respiró profundamente y se miró en el espejo. Sí, estoy bien, mintió.

La música subió de intensidad y el club se convirtió en una masa de cuerpos bailando

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La música subió de intensidad y el club se convirtió en una masa de cuerpos bailando. Yael, Sophia y Arthur se dejaron llevar por el ritmo y los cócteles. En medio de la pista, Yael se dio cuenta de que bailaba sola. Miró alrededor y vio a Arthur y Sophia bailando pegados, perdidos en su propia burbuja. Se sintió un poco confundida, pero antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando, Lando se acercó a ella.

¿Estás mejor después de lo que pasó?, preguntó, preocupado. Yael asintió, sintiendo una oleada de gratitud. Sí, gracias por cuidarme. Lando sonrió y se unió a ella en la pista. Me alegra verte sonreír. Yael se sintió mareada por los cócteles y las luces del club. Se apoyó en Lando, que la sostuvo con firmeza. Me hubiera gustado conocerte antes de todo, dijo Yael, con una sonrisa melancólica. Lando la miró confundido, pero le sonrió genuinamente. No entiendo qué quieres decir, pero me gusta tu sonrisa. Justo entonces, Sophia apareció y les gritó: ¡Beso de 3!. La multitud alrededor de ellos se unió al grito. Yael y Lando se miraron y se rieron. La tensión entre ellos era palpable. La gente bailando a su alrededor los empujó, y terminaron nariz con nariz. La música y las luces se detuvieron por un momento. Solo existían ellos dos. Lando se inclinó hacia Yael, su aliento cálido en su oreja. Creo que esto es más que un beso de 3, susurró. Yael se sintió mareada de nuevo, pero esta vez no era por los cócteles.

Justo cuando Lando se inclinaba para besar a Yael, Charles intervino, separándolos con brusquedad. ¡No te atrevas a besarla!, gritó Charles, su rostro enrojecido por la ira. Yael se sintió asustada por la reacción de Charles, pero no se dejó intimidar. ¡Déjame en paz, Charles!, respondió Yael con firmeza. Vete a buscar a tu novia. Seguro que no le gustará que estés aquí conmigo. Charles se detuvo, su expresión cambiando de ira a vergüenza. Sabía que Yael tenía razón. ¿Qué pasa, Charles?, preguntó Lando, confundido. ¿No es tu novia Charlotte, porque le haces escenas de celos a Yael? Charles se sintió acorralado y se retiró, murmurando insultos. Yael se sintió aliviada al verlo irse. Gracias, le dijo a Lando.

Broken SoulmatesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora