Capítulo 2: "Recuerdo (Zayn)..."

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Nicole:

Un nudo en mi garganta me impidió articular palabra alguna. Había sido subastada pero...no recordaba nada, como si esa parte de mi memoria hubiera sido borrada. Sentí una lágrima caliente rodar por mi mejilla derecha, estaba perdida.

-Ahora, quiero que subas a la habitación en la que despertaste y te quedes allí hasta que yo te diga que puedes salir, ¿entendido?-ordenó mirándome sin lastima ni nada, como si él hiciera esto todos los días y ya estuviera acostumbrado.

Negué con la cabeza secando mis lágrimas.

-¡No!, no puedes hacerme esto, ¡yo no soy tuya!, tengo una familia, no puedes retenerme aquí-exploté asustada de lo que él pudiera decir o hacer.

Solo se dedicó a mirarme con seriedad.

-Ve a la habitación Nicole-dijo fríamente.

Las lágrimas de coraje seguían resbalando por mis mejillas, ¿quién se creía él para secuestrarme y encerrarme aquí?, quería ir a casa y pensar que esto solo era una pesadilla.

También quería alejarme de él así que salí de allí pero no a la habitación, solo corrí buscando una salida. Bajé las interminables escaleras hasta llegar al último piso. Había una enorme puerta de madera con un cristal en el centro.

-¡Nicole!-escuché su ronco grito, pero no iba a esperar a que me alcanzara.

Abrí la puerta, y el frío me invadió, pero no me importó y me eché a correr por todo el jardín. Llegué al alto y enorme portón de protección, varios hombres vestidos de traje y armados me miraron.

-¡Por favor ayuda!, ¡abran!-pedí desesperada pero simplemente seguían ahí parados sin decir ni hacer nada.

El miedo era demasiado, no me iban a dejar salir y estoy segura de que él no tarda en aparecerse.

-¡Por favor!-insistí pero no hicieron nada.

Sentía que iba a morir aunque no iba a ser así.

-¡Nicole!-gritó de nuevo pero ahora mucho más cerca.

Solo me senté en el césped intentando parar mi llanto aunque era imposible. Los guardias seguían observándome, sus miradas eran de lástima, podía sentir eso.

-Por favor déjame ir-chillé en cuanto él hizo presencia.

-Hace frío aquí dulzura, ven-habló.

Me sentí confundida, ahora su voz era más relajada, ¿qué cambio de humor fue ese?, definitivamente todo esto me iba a volver loca.

Como no me moví colocó su mano en mi hombro y alcé la mirada para verlo, me extendió su otra mano pero dude en tomarla.

-Vamos Nicole, te vas a enfermar si sigues aquí, levántate-dijo de nuevo con su tono de órdenes.

Lo hice, me incorporé y puso su mano en mi espalda para dirigirme de nuevo a su enorme mansión. Ahora que podía verla de frente mientras caminaba, noté que tenía demasiadas ventanas, creo que tenía seis o cinco pisos al parecer.

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Me dirigió a la habitación sin decir ni una sola palabra mientras yo sollozaba en silencio.

-Siéntate-ordenó señalándome la cama en la que había despertado esta mañana.

Sentí escalofríos en todo mi cuerpo en cuanto me ordenó eso, pero lo hice en silencio. Avanzó hasta mí, se inclinó en el suelo, ahora él estaba al pie de mis rodillas mirándome.

Eres mía. «H.S.» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora