Capítulo 5

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Hwan y Cristian se miraban fijamente el uno al otro, esperando a que Heung-min terminara de retarlos por atreverse a ocultarle lo que había sucedido unos días atrás en el colegio de la menor. Ninguno de los dos se atrevía a decirle que tenían las rodillas y los brazos entumecidos por la posición en la que se encontraban: de rodillas con los brazos hacia arriba.

Cristian, al ser un adulto responsable, tranquilamente podría levantarse y dejarle en claro que simplemente actuó por instinto, como lo haría cualquier padre en su situación. Sin embargo, pensarlo y hacerlo eran dos cosas muy distintas. Así que prefirió aceptar cualquier castigo que se le impusiera por defender a la señorita One.

—Sonny —balbuceó temeroso—, vos me dejaste a cargo, la directora me llamó y yo solo acudí a solucionar las cosas.

—Cuti —soltó el aire, en un intento de no darle con la regla en la cabeza—, solo tenías que retirarla y volver a casa, no ponerte a pelear con sus compañeros.

—Pero ellos empezaron —se animó a hablar Hwan, como siempre defendiendo lo indefendible—se burlaron de mí...

—Exacto —acompañó el argentino—, esos pendej... pibitos merecían que les diera unos buenos sopapos.

—¿A ustedes les parece correcto lo que hicieron?

—Deberían estar agradecidos de que solo fue un diente —murmuró entre dientes la princesa de la casa.

El dúo chocó sus manos en complicidad, pero rápidamente volvieron a su posición de arrepentidos.

Heung-Min no les creía, ¿Cómo iba a creer que estaban arrepentidos, si veía claramente cómo ambos disfrutaban del alboroto que habían causado en la escuela, pasando a ser los nuevos abanderados de los desprotegidos?

Todo este malentendido se originó en una actividad escolar, cuando Hwan, con tan solo 8 añitos recién cumplidos, presentó a su familia con orgullo. "tengo dos papás" dijo con una gran sonrisa "Son Heung-Min y mi adorado Cuti Romero".

La reacción de los compañeros de clase fue predecible: risas y burlas. Pero lo que realmente enfureció a Son fue la actitud que adoptaron las maestras. En lugar de apaciguar las aguas, sugirieron que necesitaba tratamiento psicológico por vivir en una constante fantasía y mentiras.

¿Cómo podían ser tan insensible? No solo permitieron el hostigamiento hacia una menor de edad, sino que también prefirieron hacer oído sordo a los reclamos que la niña hizo.

El coreano se sentía culpable por no haber intervenido antes. Debería haber estado más atento, más protector. Lamentablemente por su trabajo, el que tuvo que asumir ese papel había sido Cristian y por ende estaba muy agradecido.

Heung-Min recordaba muy bien la llamada que tuvo a pocos segundos de entrar a la cancha a arbitrar: "firma su salida, yo después me presento hablar con la directora...".

¿En que parte le dijo que resolviera las cosas con violencia?

"Llego y la veo despeinada llorando ¿Cómo queres que reaccione?" fue la única excusa que puso, cuando lo mando a llamar al recibir un correo del centro educativo, donde le informaban que su dulce princesa podía ser expulsada por pegarle al otro infante y aflojarle varios dientes. Aprovechando que Cristian mantenía ocupado a los mayores en una calurosa discusión.

Qué difícil le resultaba ser un padre correcto cuando este par no le hacía las cosas fáciles. En otras circunstancias se hubiera reído, pero si lo hacía, su hija podría llegar a pensar que era correcto andar pegando al primero que se le cruce.

—¿Qué voy a hacer con ustedes? —pasó su mano por la cara, cansado.

—Justo de eso quería hablar —empezó, como si tanteara el terreno—. Sonny, ¿viste que hay una entrega de premios a la que he sido invitado...?

TARJETA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora