"Me gusta pecar con tentaciones como tú" N.A.
Ya un poco más calmada, me dirijo a la cocina para charlar un rato con Annabelle, cuando llego la veo sacando una tarta del horno y se me hace agua la boca.
—Que rica se ve la tarta, Annabelle—digo a sus espaldas y la señora da un pequeño brinco con el recipiente caliente en sus manos.
Me asusto un poco pensando que se caerá con esa cosa caliente en las manos, pero no lo hace.
—¡Señorita Bianca! No llegue así de la nada que puedo cometer una imprudencia—me reprende suave, colocando el recipiente en el mesón de la cocina.
Me disculpo un millón de veces y ella solo niega sonriente.
—¿Quiere probar esta delicia?—me pregunta con su usual sonrisa cálida—. Me ha quedado para chuparse los dedos.
Asiento frenética, sentándome en la barra de la cocina.
—Es una tarta de frutos rojos con trufas. La receta ha pasado por generaciones en mi familia—me cuenta, sirviendo una porción grande y yo miro gustosa el plato. Huele delicioso.
Le doy el primer mordisco y suelto un pequeño gemido de satisfacción. Es la mejor tarta que me he comido en la vida.
Annabelle se ríe bajito.
—¿Le ha gustado, señorita Bianca?—pregunta ilusionada.
—Esto...—Doy otro pequeño mordisco y un ruidito extasiado sale de mis labios—. Sabe cómo el cielo, Annabelle.
Ella aplaude dichosa y yo devoro la porción.
—¿Le sirvo más?—pregunta entusiasmada por mi reacción y yo asiento.
Sirve ahora una porción más grande y me trae también un vaso de leche. La miro agradecida.
Annabelle se recuesta frente a mí sobre la barra donde estoy, y empieza a parlotear sobre su vida. La escucho atenta distrayéndome de mi encarcelamiento.
—Era una jovencita pobre que tuvo que abandonarlo todo por la guerra—me cuenta triste, como si reviviera ese momento—. Salí de los escombros de lo que era mi casa y empecé a vagar por mi pequeño pueblo—se detiene un segundo y veo como le cuesta seguir pronunciando lo que viene—. Toda mi familia estaba desaparecida luego del ataque que habían hecho al lugar donde crecí. Busqué durante tres días en zonas aledañas a ver si aparecía alguien, pero nunca los encontré.
»Me di por vencida, supuse que estaban muertos y decidí seguir adelante. Camine durante días en medio de carreteras y bosques tratando de buscar un nuevo lugar en el cual iniciar. Los zapatos se empezaron a desgastar y mis pies empezaron a sangrar, pero eso no me detuvo, tenía que encontrar qué comer porque el hambre era voraz. Recuerdo haber caminado un día más hasta que por fin llegué a una ciudad principal.
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Four Babies ©
Romansa❝Eres la fantasía que todo hombre desea y solo te queremos para nosotros cuatro.❞ Está expresamente prohibido copiar, transmitir, retransmitir, transcribir, almacenar, alterar o reproducir por cualquier medio electrónico o mecánico el contenido de e...