Reunión, Y Revelación

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Suspiré y arreglé mi chaqueta, por décimo sexta vez. Estaba nerviosa, sentía como mi estómago se revolvía, estaba frente a Crystal Palace, aquí se daban las reuniones. Tome una bocanada de aire y acomode los lentes de sol para así entrar, con Braxton, Cristian, y Ashly detrás de mí.

Tenía que controlarme, tenía que mostrarme firme para no hacerla dudar... Dios, sentía que me cagaría encima.

Los guardias del lugar me miraron horrible desde que me baje del auto, mi expresión era neutral, o al menos rogaba que se mantuviera así, Braxton se quejó diciéndole algo que no llegó a mis oidos porque sentía mi corazón pitar en mis tímpanos. Note a Braxton decirme algo pero simplemente me mantuve en silencio y camine cuando me lo indico con la mano.

Los tacones resonaban contra el mármol del pasillo, cada paso era un eco que parecía gritar mi inseguridad. Sentía la mirada de los guardias en casa una de las esquinas, pesadas como un juicio silencioso al ver a una cria en ese lugar, a esa hora, aunque ninguno se atreviera a hablar sus miradas eran pesadas sobre mí nuca.

El aire lo sentía denso, cargado de ese aroma metálico mezclado con plomo y alcohol que solo existía en esos lugares donde las decisiones cambiaban destinos, o los terminaban por completo dentro de este mundo tan cruel y mierda como lo era la mafia.

Con cada metro que avanzaba, el peso en mi pecho crecía. La ropa que perfectamente había elegido para proyectar autoridad de repente me pareció una armadura demasiado fina y fácil de traspasar con cualquier respiración cercana. Sentí mis piernas pesar cuando mire aquella puerta al final del pasillo luego de subir el ascensor, salí del ascensor sintiendo los pasos de los demás cerca mío. Cada paso hacia adelante para llegar a aquella puerta que marcaría notablemente la balanza en esta jodida guerra de mierda que había declarado contra los italianos y los rusos, se hiba a decidir.

La persona que me esperaba al otro lado de la puerta no eran solo los socios de mi padre, eran depredadores. Y yo, aunque estaba preparada para esto, no podía evitar sentirme como una jodida presa entrando al terreno equivocado Directamente a la boca del lobo que me comería viva sin siquiera dejarme soltar un quejido de dolor.

La puerta del salón estaba ahora frente a mí. Mis manos ocultas tras la espalda se cerraron en puños por un momento antes de tomar una enorme y muy necesitada bocanada de aire para relajarme.

No pienses en el fracaso, no pienses en el fracaso.

Me repetí como una oración y una ley, mientras tomaba aire cada vez más lentamente para poder controlar mis sentidos y que mi corazón dejara de pitar en mis oídos privandome del ruido del lugar, enderecé la espalda mirando al frente cuando el guardia junto a la entrada empujó las grandes hojas de madera, el sonido de las bisagras se me sintió como una maldita sentencia.

Todas las miradas en la sala se clavaron en mí al instante, caminé hacia ellos con una calma que no sentía, cuidando cada paso, cada respiración, como si el más mínimo error me delatara el enorme tsunami que arremetía en mí interior. Podía hacer cualquier cosa, en mi zona de confort. Había asesinado, había torturado, había ordenado asesinatos, habia orquestado entregas de drogas, de armas, entregas de bombas que fácilmente podrían ser usadas para estallar un país pequeño. Y aquí frente a ellos, era jodidamente diminuta.

Lo único que no podía permitirme era vacilar, no frente a ellos, si lo hacia estaba jodida. Más que jodida, firmando mi sentencia de muerte, la de mi familia e incluso la de mis amigos.

Ella simplemente estaba ahí, sentada frente de la larga mesa de madera oscura, su postura era impecable pero relajada, como si aquel lugar le perteneciera por completo. Y lo hacía.

Los dedos, adornados con anillos de oro y piedras preciosas, trazaban lentamente el borde de una copa de cristal, no había necesidad de palabras; su sola presencia llenaba la habitación con una tensión palpable que sentía que me ahogaría en cualquier momento.

Levantó la mirada, y sus ojos oscuros se encontraron conmigo, la frialdad en su era casi insoportable, como un invierno sin fin. No había rastro de emoción, solo una calma calculadora que parecía desmenuzarme pieza por pieza. La luz que caía sobre su rostro acentuaba las líneas duras de su expresión, mientras sus labios apenas se curvaban en una mueca que no alcanzaba a ser una sonrisa, más como una mueca de asco y ofensa, como si el tenerme a mi en frente era una jodida falta de respeto que cobraría con plomo.

¿Y bien?- preguntó, su voz era suave pero cada palabra estaba cargada de queja, como si el tiempo mismo dependiera de su paciencia.

No necesitaba amenazas explícitas; la amenaza estaba en su mirada, en la forma en que dominaba el espacio con la certeza de que siempre tendría la última palabra.

Camine a lado firme sin decir nada, rodee una de las sillas frente a ella y me senté tratando de ocultar el temor que sacudia cada rincón de mi interior, el pantalón de cuero se apegaba a mí cintura, mi camisa de seda blanca resaltaba en su tono con la chaqueta de cuero negro. De mi cuello colgaba un collar con el símbolo de la mafia de mi padre, una s cursiva de 'Shina', una imitación exacta al collar que usaba siempre mi padre en cada una de sus reuniones.

Señorita veneno.- saludé, su mirada me asesino y torturo de cien maneras diferentes en su cabeza. Me saque los lentes de sol y me recline en el asiento donde estaba, el lugar era un jodido silencio sepulcral que me ponía los bellos de punta.

Camila, ella es Marshina Freschus. Hija de Maxon- explico Braxton, colocándose detrás de mí, ella nos mire intercaladamente a ambos.

Su cabello rojo como la sangre ondulado, sus ojos oscuros brillantes de expectativa y curiosidad, así como también de molestia.

Ajá, ¿Y que hace la escuincla aquí hoy?- pregunto sin tapujes, puje una risa tratando de ocultar que casi me orinaba encima con su tono amenazante. Me recline hacia adelante.

Creí que eras inteligente, señorita.- solté, con veneno, obligándome a tragarme el nudo que ataba mis cuerdas vocales, no me podía dar el placer de vacilar- hoy harás trato conmigo.- agregué.

Maxon no me informo de esto, ¡¿Me estás tomando el pelo?!- se puso en pie y miró a Braxton bastante irritada, no me inmuté.

Mi padre no está disponible actualmente- saque mi arma de detrás de mí cinturón y la puse sobre la mesa, le mire a los ojos, sus ojos oscuros escurdiñaron en mí destilando irá-, siéntese, si no quiere que considere su falta de respeto a mí como razón suficiente para dar por cerrado nuestro trato y órdene a mis hombres que cierren este lugar.- dictamine, me miró molesta. Apretó la mandíbula y se sentó nuevamente en su lugar frente a mí, asentí para mí misma, me obligué a mantenerme tranquila.

« Pásamelo.- ordene a Cristian, el cual me acerco los documentos sin dudar. Se los extendí a ella- señorita Veneno, el camión con sus vinos se perdió por una explosión causada por los rusos.- tomó los documentos y los miró- compensaremos la perdida, Dos camiones de vinos, tres veces el precio del que iba antes. Además de eso, dos cajas de armas, sus favoritas. Para compensar el retraso y recibir su comprensión.- continúe, me recline en el asiento, mire a Ashley y tome el vaso que me ofrecía, tome un sorbo sintiendo como el líquido del jugo rasgaba mi garganta, estaba jodidamente tensa y cagada de miedo.

Bien.- la escuché bramar, le miré, sentí hasta mis hombros relajarse ante sus palabras, cortas pero firmes.- pero no me has explicado porque tú, una escuincla, que seguramente no tienes ni diecisiete años estando frente a mí, con una jodida arma.- dijo molesta.

Ya se lo dije, señorita. Mi padre no está disponible actualmente- repetí, entrecerró sus ojos desconfiada-, de hecho, le vengo a ofrecer otro trato.- continúe- según registros, el cartel de Sinaloa y Shina llevan años haciendo negocios juntos, espero que su fidelidad aún esté de nuestro lado.- tome los nuevos documentos y me extendió Cristian, lo abri y saqué las fotos, las deje sobre la mesa.

« Mi padre fue secuestrado.- solté sin tapujes, sus ojos se abrieron de par en par complemente incrédulos, se reclino hacia adelante y tomó las fotos que habia dejado sobre la mesa.

La Nerd Mafiosa (Trilogía Freschus #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora