Capítulo 4: Sombras de Ambición

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Charlie despertó con la tenue luz de la mañana colándose por su ventana. Por un breve momento, pensó que todo lo ocurrido el día anterior había sido solo un sueño, un eco de su imaginación desbordada. Sin embargo, al ver el libro antiguo y desgastado sobre la mesa de noche, la sensación de inquietud volvió a surgir en su pecho. Allí estaba el libro, ese libro que había abierto puertas a realidades que nunca pensó experimentar. Aun así, a pesar de la inquietud que la invadía, sentía una extraña necesidad de seguir explorando sus secretos.

 Aun así, a pesar de la inquietud que la invadía, sentía una extraña necesidad de seguir explorando sus secretos

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De repente, escuchó pasos acercándose por el pasillo. Rápidamente, Charlie escondió el libro debajo de su almohada y se sentó, intentando calmar su respiración. En ese momento, la puerta se abrió, y Vaggie entró con una expresión un poco preocupada al ver que Charlie parecía algo alterada.

—¿Todo bien? —preguntó Vaggie, inclinando la cabeza para mirarla mejor—. Como no bajaste, vine a ver qué pasaba.

—Oh, sí, claro, todo bien —respondió Charlie, tratando de sonar casual, aunque su voz tembló ligeramente—. Solo... estaba soñando algo muy bonito y me costó un poco despertar, eso es todo.

Vaggie la observó, captando su tono nervioso, pero decidió no presionarla.

—Está bien, solo... baja cuando estés lista, ¿vale? Te estamos esperando para el desayuno —respondió Vaggie, sin dejar de observarla con cierta preocupación.

Charlie asintió y, cuando Vaggie salió de la habitación, se permitió exhalar profundamente, intentando tranquilizarse. Se levantó y ordenó sus cosas, asegurándose de esconder bien el libro antes de bajar a desayunar. Saludó a los demás, tratando de mostrarse tan alegre como siempre, y se sentó a comer mientras les explicaba que necesitaba tiempo para planear su estrategia para convencer a los exterminadores. Les pidió que no la molestaran y se excusó con rapidez.

Al subir a su habitación y cerrar la puerta con seguro, suspiró. Sabía que Vaggie quería ayudarla, pero Charlie sentía que este viaje debía hacerlo sola. Se sentó en la cama y miró al techo, pensando en el siguiente capítulo del libro. Algo en su interior le decía que continuar era arriesgado, pero otra parte de ella estaba llena de una curiosidad que no podía ignorar. Finalmente, tomó el libro entre sus manos, lo abrió, y dejó que sus ojos se posaran sobre el título del nuevo capítulo: "Los Primeros Ecos del Dolor y la Ambición".

De inmediato, una oleada de luz la envolvió, y antes de darse cuenta, se encontraba en medio de un paisaje completamente distinto.

Charlie se despertó en una ciudad desconocida, y al alzar la vista, vio una torre enorme que se erguía hacia el cielo. Las calles estaban llenas de gente que iba y venía, cada uno de ellos ocupado en su vida cotidiana. El bullicio la rodeaba; escuchaba discusiones sobre los precios de los productos, el sonido de los animales y el murmullo constante de las voces de la multitud.

Sombras del Cielo y el InfiernoWhere stories live. Discover now