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RECUERDO DE LISA.

Ella esperaba ansiosa durante las noches a que dieran la salida de su trabajo, unicamente para tomar la mano de su chica y caminar tranquilamente por las calles de Seúl.

En sus dias libres se la pasaban entrando a diferentes tiendas de hogar para elegir cosas que se prometían  comprar. Bebían solamente café, pues su objetivo era ahorrar todo el dinero que podían para poder casarse.

FIN DEL RECUERDO

—Te extraño Jennie— Lisa suspiró tristemente y se detuvo a ver su realidad. Entro a la habitación donde se encontraba la rubia y ahí estaba,  limpiando las manitas de su hijo, Luca.

Lisa la tomo de la cintura y le dio un beso detrás del oído.

-Lo siento, Rosé, me siento cansada. Prometo que estos días buscaré una casa más grande. Respecto a Luca, se que no eres su verdadera madre y lo cuidas como si lo fueras, debo de trabajar en ello y saber que si lo regañas es por su bien.

-Lo sé Liss, sé que estás agotada y también sé que todo lo que sucedió te llevó a esto, pero aquí me tienes. A veces actúas tan extraña que te desconozco. Yo te amo y amo a Luca. Sabes que acepté el paquete completo; soy su madre, no su niñera.

Lisa alzó la mirada cuando escucho "soy su madre", —no, no es su madre—pensó y le dolía oír eso.

Su madre siempre será, Jennie, pero intento entender el escenario dónde esas palabras eran ciertas. Rose estaba criando un hijo que no era de ella pero que lo amaba como tal.

Rose apareció en sus vidas cuando Luca tenía tan solo 1 año y medio a penas si Lisa podía cuidarlo por el trabajo y Roseanne comenzó a ayudarle, con el paso del tiempo existió algo más que una bonita amistad.

Lisa seguía dolida por no tener a Jennie a su lado pero esta chica de cabellos rubios la había hecho olvidar.

Lisa era una chica atractiva, inteligente y muy entusiasta trabajaba como mesera en lo que terminaba su carrera de abogada. Ahí conoció a una chica que con tan solo una sonrisa la conquistó cambiando todo su mundo.  Su nombre era jennie.

Las primeras palabras que cruzaron fueron cuando la pequeña morena tiro la basura que salía de la cocina, ella aventaba la bolsa en los botes y golpeaba como si sacara toda su furia.

- Odio este trabajo , lo odio decía mientras golpeaba los botes.

- y porque no consigues otro?—  Salía una voz  detrás de una de las paredes.

-yo...  em disculpa.

-tranquila, yo también lo odio pero me ayuda a pagar mis estudios.

- que estas estudiando para soportar esto? — preguntaba la morena.

- derecho y cuando sea buena meteré mil demandas por explotación laboral en este mísero lugar —comenzaron a reir

-me llamo Lisa y tu?

-me llamo Jennie !

- y dime Jennie tu porque soportas esto?

-mi padres me corrieron de la casa cuando les dije sobre mi preferencia sexual, así que me quede sin apoyo económico para la escuela

-y te saliste de la escuela?

-si, algún día espero poder retomar todo aunque no lo veo tan necesario aquí puedo agarrar experiencia en cocinar algunos platillos. Pero por lo pronto soy la que recoge y lava los platos.

-bueno, en vista de que compartimos el mismo sentimiento hacia este lugar que te parece si nos relajamos un poco, unos amigos me invitaron a un bar, que dices vamos?

-No lo se, eso de no dormir no me agrada, soy amante de mi cama y vivo algo lejos.

—Yo vivo muy cerca podrías quedarte conmigo si no te molesta, solo pienso ir un rato, créeme que tampoco tengo muchas ganas de desvelarme.

— De acuerdo vamos.

Y ahí fue donde Lisa vio por primera vez su hermosa Sonrisa. Aquella sonrisa que no puedo olvidar...

Aquella noche en el bar, la disfrutaron como nunca, habían excedido las copas de alcohol, llegando al apartamento de Lisa con el sentimiento desesperado de aventar sus ropas.

La luz de la luna había sido testigo de dos jóvenes entregándose en una noche loca.

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora