Capitulo 67: La oscura verdad detrás de los Caballeros de Favonius

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Ver a Jean en las calles de Mondstadt siempre fue algo digno de atención.

Los ciudadanos eran fervientemente leales a la mujer rubia, y la reverenciaban lo suficiente como para dejar que su paso fuera ininterrumpido, asumiendo que iba directamente a algo relacionado al trabajo, aunque la mayoría de veces, cualquier pequeño problema que tuvieran en sus vidas y cada pequeña solicitud eran enviadas directamente a su escritorio sin ninguna consideración por su salud.

Esta vez ella prácticamente entró en El Obsequio del Ángel sin nadie que se interpusiera en su camino junto con un grupo bastante grande de individuos que poseían Visiones y el que parecía ser un joven sin Visión que ahuyento a Stormterror hace unos días.

Aquellos que querían ir a tomar una copa se dieron la vuelta inmediatamente y se dirigieron a la taberna Cola de Gato para no molestarlos, y aquellos que estaban completamente borrachos dentro de la taberna también se fueron, temiendo que hubiera consecuencias de no hacerlo...

Cualquiera podía decir que algo grande estaba a punto de suceder, incluso los Fatui miraban en silencio desde lejos y se preguntaban que estaba pasando.

El mayor problema que enfrentaba actualmente el grupo era que no tenían suficiente gente.

Lisa estaba demasiado cansada como para ser de utilidad, sin mencionar que ella se negaba a salir a menos que tuviera que recoger libros de las pobres almas que se olvidaron de devolverlos durante la fecha límite.

Odiaba a la gente y solo salía ocasionalmente, lo que también era como una vez cada cuatro meses. Una completa ermitaña.

Amber estaba ocupada patrullando las fronteras de Mondstadt y Liyue, por lo que les tomaría demasiado tiempo contactarla y Jean sentía que Amber no estaba lista para enfrentar un peligro de este calibre todavía.

Si las cosas iban mal, se verían obligados a pelear con Stormterror y Amber era el tipo de persona que se congelaba por el miedo por tener una batalla con un oponente tan aterrador.

Lo mismo podría decirse de Noelle.

Eso solo dejaba a aquel diablillo travieso, Kaeya, a quien no podían encontrar por ningún lado...

La única pista que tenían era que podría estar en El Obsequio de Ángel con Diluc, pero la probabilidad de eso eran bastante baja, por lo que preguntarle a Diluc también era una opción.

"Bienvenidos a El Obsequio del Ángel...ugh...Jean...y...el hermano de Kaeya..." La familiar voz irritada los recibió desde detrás del mostrador, "Pensé que mi día no podía empeorar."

Yomite dejo escapar un suspiro, "¿Por que sigues llamándome el hermano de Kaeya...no me haría eso también tu hermano?"

"Por supuesto que no, no tengo nada que ver con él y sus juegos. Por lo que, en lo que a mi respecta el puede adoptar a cuantas hermanas y hermanos quiera. Eso no cambia el hecho de que soy hijo único."

Ahogando una risa, Jean se sentó encima de uno de los taburetes frente al mostrador. "¿Día difícil señor?"

Su grupo la siguió y se sentaron en los taburetes vacíos, preguntándose de que se trataba eso de "señor".

Con una media sonrisa, el dueño de la taberna le lanzó una mirada afilada a sus ojos mientras seguía limpiando vasos.

"Deja de llamarme señor...eso fue hace mucho tiempo. No es necesario mencionarlo, es incomodo, ya no somos colegas. Ya no trabajo para esos incapaces caballeros de Favonius..."

"Oh, claro...lo siento, Diluc." Ella sonrió, mirando las baldosas del piso, admitiendo que aquel termino probablemente aun iba a mantenerse en su vocabulario, aunque no por elección.

Genshin Impact, Brisa pasajera en TeyvatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora