Capítulo 1⛈️

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La mañana llegaba lentamente, filtrándose con suavidad a través de las cortinas, iluminando el pequeño departamento que compartían Sergio y Jules. El sonido de la cafetera burbujeaba en la cocina, llenando el aire con el aroma de café recién hecho. Sergio, siempre lleno de energía por la mañana, canturreaba una canción mientras preparaba el desayuno. El sol apenas acariciaba el borde de la mesa, iluminando el caos organizado de libros y papeles que siempre habitaban el rincón de Jules.

—¡Jules! —llamó Sergio desde la cocina, asomándose con una sonrisa en el rostro—. ¡El desayuno está listo!

Jules, medio dormido aún, bajó la vista de la tableta que estaba revisando y levantó una ceja mientras observaba a su pareja moverse por la cocina con la misma ligereza y alegría de siempre. A pesar de su naturaleza tranquila y serena, una sonrisa involuntaria se formó en sus labios al verlo. Sergio siempre encontraba una manera de llenar de luz las mañanas.

—¿Sabes que son las siete de la mañana, cierto? —murmuró Jules con voz ronca, dejando la tableta a un lado para frotarse los ojos. Siempre le costaba arrancar el día, a diferencia de Sergio, quien parecía un huracán de energía positiva desde el momento en que abría los ojos.

—Exactamente. Hora perfecta para una sorpresa —respondió Sergio, guiñándole un ojo mientras colocaba los platos en la mesa. Se inclinó sobre la mesa y, como si no pudiera contener más su emoción, sacó dos boletos de su bolsillo, agitándolos frente a Jules como si fueran un tesoro.

Jules lo miró con ojos curiosos, sin perder la sonrisa. La energía de Sergio siempre lo contagiaba, incluso en los días más pesados.

—¿Qué tienes ahí, pecas? —preguntó Jules, usando el apodo cariñoso que le tenía por las suaves pecas que salpicaban la nariz y mejillas de Sergio

Sergio, incapaz de contener su emoción, sacó dos boletos de su bolsillo y los agitó con un entusiasmo infantil. —¡Tarán! —¡Musical de Harry Potter! Lo sé, lo sé, no sabes lo que es un musical y, honestamente, yo tampoco lo sé mucho... pero pensé que sería divertido. Te encanta Harry Potter, ¿verdad? Las películas, quiero decir... Y bueno, ¡lo conseguí! ¡Mañana! — Sergio sonreía, con esa chispa en los ojos que siempre hacía que Jules se rindiera ante cualquier plan.

Jules no pudo evitar reírse ante la efusividad de Sergio. No era gran fan de los musicales, pero con Sergio las cosas cotidianas siempre se convertían en aventuras impredecibles. El simple hecho de saber que había pensado en él para planear algo tan divertido le llenaba el corazón de calidez.

—Claro, siempre quise ver un musical de Harry Potter —mintió, con una sonrisa que Sergio no notó porque ya estaba ocupando sus pensamientos en mil cosas más—. Eres increíble, pecas. Mañana será divertido

Sergio se lanzó hacia él para darle un beso rápido en la mejilla antes de volver a la cocina. —Sabía que te encantaría. ¡Mañana será increíble!

El desayuno continuó entre charlas ligeras y el sonido del café llenando las tazas. Sergio hablaba con entusiasmo sobre su día en el asilo, sobre los "abuelitos" que cuidaba. Le contaba a Jules historias divertidas de cómo uno de los residentes había vuelto a intentar esconder su medicación para no tomarla y cómo otro siempre pedía la misma canción de Frank Sinatra para que la tocaran en el piano.

Jules no decía mucho, pero siempre escuchaba con una sonrisa en el rostro. Así era su dinámica: Sergio llenaba los espacios con sus palabras, sus risas, sus ocurrencias, y Jules simplemente lo escuchaba, feliz de estar presente, feliz de estar con él.

Tras el desayuno, ambos comenzaron su rutina. Sergio, siempre en movimiento, se puso su uniforme de enfermero, revisando que todo estuviera en su lugar. Aún bromeaba mientras ajustaba su uniforme, se detuvo frente al espejo y se giró para ver a Jules, quien leía en silencio, ajeno a todo el caos organizado que Sergio creaba en la habitación.

Through the Depths of Heartache ~ Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora