Capítulo 8 🌧️

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Max no tenía intención de detenerse frente al departamento de Sergio esa noche. Solo estaba volviendo a su propio apartamento después de un largo día de trabajo, con la cabeza llena de informes y casos pendientes. Pero cuando pasó por el pasillo frente a la puerta de Sergio, algo lo detuvo en seco. Un mal presentimiento.

El aire en el pasillo se sentía pesado, como si hubiera algo fuera de lugar. La luz que se filtraba bajo la puerta de Sergio era tenue, pero suficiente para que Max supiera que estaba en casa. Su corazón latió con fuerza en su pecho, y sin poder explicarlo, se sintió atrapado por una sensación de alarma. Algo no estaba bien.

Max se detuvo frente a la puerta y escuchó. Silencio. Nada más que el silencio que envolvía todo el edificio. Pero la sensación persistía, ese instinto que había desarrollado en años de trabajo, esa capacidad de leer el ambiente cuando algo estaba mal, lo mantenía inquieto.

Tocó suavemente la puerta. Una vez. Ninguna respuesta.

Tocó de nuevo, más fuerte. El silencio fue su única respuesta. Max sintió cómo su ansiedad crecía. Sabía que Sergio estaba ahí, la luz lo confirmaba, pero algo en el ambiente, algo en la ausencia de sonido, lo llenaba de preocupación. Se inclinó hacia la puerta, llamando una vez más.

—Sergio... ¿estás ahí? —dijo en voz baja, esperando algún indicio de vida al otro lado.

Nada. Ni un ruido.

Por un momento, Max consideró marcharse, convencerse de que estaba exagerando, pero justo cuando se disponía a retroceder, escuchó algo. Un sonido ahogado, un sollozo, apenas perceptible, pero lo suficiente para que Max supiera que algo iba terriblemente mal.

Max no lo pensó más. Giró el pomo de la puerta y empujó, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a recorrer su cuerpo. La puerta se abrió lentamente, revelando el interior del apartamento de Sergio. Lo que encontró lo hizo detenerse por un segundo.

El apartamento era un caos emocional. Las luces estaban bajas, pero todo estaba en su lugar, como si nada físico hubiera cambiado desde la última vez que estuvo allí. Pero el ambiente estaba cargado de algo más pesado, algo que Max podía sentir en cada rincón. Y allí, al final de aquella habitación, estaba Sergio.

Sergio estaba en el suelo, su cuerpo temblaba visiblemente, las manos aferradas a una fotografía. El sollozo que Max había escuchado era suyo. Su respiración era rápida, entrecortada, y su rostro estaba empapado de lágrimas. Estaba teniendo un ataque de pánico.

Max se apresuró hacia él, sus rodillas golpeando el suelo junto a Sergio. El pánico se apoderó de Max, pero sabía que tenía que actuar rápido. Había visto antes este tipo de situaciones, sabía cómo calmar a alguien en medio de una crisis, pero esta vez era Sergio. Esto era diferente.

—Sergio... —susurró Max, colocando una mano firme en el hombro de su vecino—. Tienes que respirar.

Sergio no respondía, atrapado en su propia desesperación. Su respiración se aceleraba cada vez más, sus manos temblaban descontroladamente. Max podía sentir cómo el cuerpo de Sergio temblaba bajo su toque, y sabía que si no lograba calmarlo pronto, Sergio se desmayaría.

—Sergio, mírame. —Max trató de mantener la voz firme, aunque su propia ansiedad crecía con cada segundo. Colocó una mano en el hombro de Sergio, la otra sobre su muñeca para sentir el pulso—. Vamos, respira conmigo.

Pero Sergio no podía escuchar. Estaba perdido, su mente atrapada en los recuerdos, en el dolor. Cada respiro era más difícil que el anterior, su pecho subía y bajaba de manera errática, luchando por encontrar aire.

Max aflojó la camisa de Sergio, dándole más espacio para respirar, y lo movió con cuidado, apoyando su espalda contra la pared para estabilizarlo. El pulso de Sergio era rápido , y su respiración seguía siendo superficial, como si no pudiera llenar sus pulmones.

Through the Depths of Heartache ~ Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora