Nunca Creí en la Felicidad

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Jimin tenía catorce años y su hermana tenía once, le decía Ipsul por los bonitos labios que tenía y su sonrisa preciosa. Los dos pasaban horas viendo una serie Anime, los dos reían y disfrutaban de contarse los chismes de la escuela, sin embargo a su padre no le gustaba verlos tan juntos, no deseaba que Jimin metiera sus ideas en la cabeza de la menor. 

Jimin conocía perfectamente el corazón de su padre, jamás le confesó a nadie lo que sucedió el día que decidió que su padre debía ir a la cárcel. Sucede que Jimin llegó temprano de la escuela porque su hermana estaba enferma, no sabía lo que le pasaba pues había estado muy bien. Subió corriendo con una caja de chocolates para ella y al abrir la puerta dejó caer la caja al piso al ver a su padre sobre su hermana, la desnudaba a la fuerza y trataba de quitarle la braga. Jimin sintió furia y corrió empujándolo con mucha fuerza provocando que este cayera al piso.

 Estaba solo en bóxer, Hyeon, la pequeña, se enrolló en la sábana ocultándose de su padre, este se levantó y se lanzó hacia Jimin. Los gritos de la chica hicieron que su madre y una empleada llegaran, pero la madre solo dio media vuelta y huyó llevándose a la mujer. 

─ ¡Suéltame! ¿Cómo te atreves a tocar a la niña, hijo de puta?

Park Min-Seok golpeó a Jimin hasta que este no se movía con facilidad, se puso en pie y lo tomó del cabello, sacó su miembro y lo colocó en su cara. ─ ¡Eres una puta como tu madre y tu hermana! ¡Ahora abre la puta boca, eres tú o tu hermana!

Jimin sintió asco y cuando este acercó más el pene tomó una navaja que andaba en su bolsillo y le cortó desde el vientre hasta el pene. ─ ¡Ahhhh! ¡Maldito!

─ Eso es lo que mereces maldito perro. Debería de cortártelo por completo para que no intentes nada, pero la próxima vez que toques a mi hermana... ¡Te mato! 

Jimin corrió con su hermana, la tomó en brazos con mucho esfuerzo pues estaba golpeado, su padre gritaba por ayuda hasta que su hijo mayor llegó. Jimin se encerró en su habitación con su hermana, se curaron solos las heridas y moretones. ─ Ipsul, nadie te hará daño... No mientras viva...

─ Chimmy, tengo miedo... No quiero que me lastime. 

─ No lo hará. ─ dijo Jimin. Sin embargo, un año después fueron enviados a un internado separados y luego él se unió a la policía para detener a su padre, siempre buscó la forma de ver a su hermana, pero su padre hizo todo lo posible por alejarlo de la familia. Luego demandó a su padre por negocios ilícitos y violencia, pero no logró hacer mucho  y empezó su persecución. 

Jimin jamás olvidó la cara de su hermanita cuando le pidió que no le dejara solo, ese día despertó gritando agitado. Empezó a llorar cuando recordó que su hermana se había suicidado, Jungkook se asustó pues le había despertado al agitarse. ─ Honey, ¿Qué pasa?

Jimin lo abrazó y Jungkook le correspondió, sintió como temblaba en sus brazos, besó su cabeza y luego levantó su rostro tomándolo por la barbilla. ─ Honey, ¿Qué pasa? Dímelo todo...

Volvió a preguntar Jungkook con cariño. ─ Kook... Debí cuidarla, se lo prometí muchas veces y no pude hacerlo. 

─ No es tu culpa... Tu padre es un animal y ya verás que lo mataremos.

─ Debí cortarle el pene cuando me intentó violar para salvar a mi hermana, debí matarlo ese día...

─ ¿Qué? ─ Preguntó con un rostro que se notaba molesto, Jimin se tensó al caer en la cuenta de lo que había dicho. Eso nadie lo sabía ni siquiera Taehyung quien había estado pendiente de él todo el tiempo, Jimin se intentó levantar, pero sintió un mareo y Jungkook lo sostuvo. ─ Ten cuidado, sabes que puede ser peligroso levantarte de esa forma. Ahora dime... ¿Ese maldito intentó abusar de ti?

Limón y SalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora