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Tener una "cita" en medio de un fin de semana con carreras resultó ser más difícil de lo que checo tenía pensado, para empezar el tráfico era insoportable y eso que él vivía en México y tenía múltiples viajes a la CDMX en donde un transcurso de 15 minutos a pie se convertían en 45 en vehículo. Otra cosa fueron las reservas pues los restaurantes y sitios turísticos estaban abarrotados de extranjeros como ellos que querían aprovechar para conocer Austin.

Así que después de llamar a seis de los siete restaurantes que su hermana había propuesto comenzó a rezar para que el último fuera el vencido y aunque por obvias razones era el más apartado de donde se estaban quedando, él creía firmemente que podrían llegar a su verdadero destino una vez terminarán de comer —claro si se apresuraban— se dijo antes de suspirar y hacer la llamada correspondiente. La llamada fue colgada con un aire de satisfacción al poder realizar su reserva con éxito aún cuando solo había una hora y media de anticipación; checo estaba satisfecho con su esfuerzo hasta que se dio cuenta que tenía que irse en ese mismo momento y no estaba listo en lo absoluto.

Sergio no quería ser dramático pero no pudo evitar llorar un poco mientras se bañaba: estaba frustrado, se suponía que debería ser una buena cita pero hasta ahora solo se había encontrado con trabas en su camino; sino era Max cambiando sus planes porque tenía hambre, era la búsqueda de reservas para un buen restaurante, o era el tiempo y para colmo en este caso la ropa que se iba a poner términos mojada al caer de donde la tenía. Pero eso era su culpa, por intentar ahorrar tiempo decidió cambiarse dentro del baño y no tener que ir a su cuarto.

Iba cinco minutos tarde para verse con Max en la recepción del hotel y podía sentir su teléfono vibrar con insistencia —Seguro Max— rodó los ojos mientras decidía bajar por las escaleras sin arriesgarse a esperar el ascensor del hotel, además con su suerte no dudaba que este dejara de funcionar en cuanto él estuviera dentro.

Sin embargo sus esfuerzos dieron frutos cuando en lugar de encontrar a un Max molesto se encontró con uno sonriente que le soltó un -Te ves bien, checo.- Comentario que le hizo sonreír incluso si sentía que ahora mismo podría desmayarse de agotamiento. El camino al lugar fue ameno aún cuando Sergio no podía despegar su vista de la hora, iban tarde. No mucho pero él mexicano quería hacer todo de la manera correcta.

-Espero que si nos respeten la reservación.- Se quejó Checo cuando ya estaban cerca del restaurante más que nada para darse ánimos pues no sabía cómo se trataba la impunidad en el otro lado del charco E.U.A.

-No te preocupes, solo son cinco minutos.

Gracias a dios el restaurante ni siquiera se inmutó ante su retraso y la amable mesera les informo que este sitio tenía una tolerancia de una hora de retraso; haciendo la platica se enteraron que los dueños y Chef's del lugar eran mexicanos lo que aumentaba las expectativas sobre el sazón.

Max estaba encantado con el lugar y no dejaba de sonreír mientras les traían sus platillos que consistían en pozole y una torta ahogada que Max insistió en probar aún cuando Checo no estuvo totalmente de acuerdo y mejor le había sugerido probar el huevo a la mexicana que era mil veces menos picoso. Cabe recalcar que Sergio no le ofreció probar algo como los sopes o tacos debido a que Max ya lo había hecho en algún GP que habían tenido en su tierra natal.

-Es divertido Checo, incluso todo el lugar grita México.- Le dijo Max cuando ya estaba a nada de terminar de comer porque al final Max sí soporto comer su torta ahogada.- Es una buena cita, ¿Por qué no habíamos tenido una antes?

-Bueno porque no te gusto así.- Se quejó Checo claramente en español.- No se, pero podemos tener más.- Trato de restarle importancia en tono burlón y sugerente para volver a caer en el  jugueteo que ambos tenían.

Políglota (Chestappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora