Políglota (Chestappen)

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El clima era cálido y abrazador por donde lo vieras pero este mismo clima estaba haciendo que Max se sintiera un poco asfixiado, tenía en mente por fin invitar a Checo a su segunda cita oficial pero el mexicano no se encontraba del mejor humor recientemente. No le importo mucho, Max tenía tiempo pensando en esta cita y tenía un gran esquema planeado para la ciudad en la que se encontraban ahora.

Brasil era un país bastante colorido y ambientado que le recordaba mucho a México por el mismo aire de festividad que se vivía. Ya saben todo diversión y de cierta manera relajación pero también era un lugar un poco áspero para los pilotos pues no tenían los mejores recuerdos del país —mayor mente por su culpa— pero justo por eso él quería crear nuevos y mejores recuerdos.

Max se acercó a Sergio cuando este iba caminando por los pasillos del garaje aparentemente en búsqueda de su ingeniero y aunque no parecía feliz; Max tampoco tenía muchas opciones para interceptar a su contraparte si quería invitarlo a tiempo para seguir su itinerario así que respiro hondo.

-Ey checo, ¿tienes un momento?.- Max preguntó cuando por fin alcanzó a su casi algo, Sergio por su parte desaceleró su paso al escuchar el llamado de su compañero de equipo y cambió su semblante rotundamente. ¡Dios era claro que se gustaban! Ahora Max no podía entender como el mismo había sido tan tonto.

En el pasado siempre había tenido una justificación para el actuar de Sergio, si el mexicano le palmeaba la espalda por más tiempo del necesario seguro era por su emoción al ser unos vencedores —juntos— como equipo claro, si checo lo veía con esa emoción que antes no podía nombrar entonces era la forma de ver de todo los mexicanos ¿seguro?, Esteban también lo veía más o menos así aunque ahora sabía que era amor, claro diferentes tipos de amor, pero seguía siendo la palabra para nombrar el sentimiento.

¿Cuantas veces Checo no lo había vistos así?

Ahora entendía que todas esas miradas y suavidad al hablar con él solo era Sergio intentando que Max viera lo que había más allá de la camaradería o la amistad que tenían; más allá de la interacción social que llevaban por el trabajo. Todo caía como baldes de agua fría pues era testigo una vez más de Checo y su excepción Max; pues Sergio nunca, nunca fue brusco o grosero con Max cuando este no era el culpable de su mal genio.

Con el tiempo Max se percató que Sergio muy pocas veces estaba de mal humor pero cuando sucedía —que dios nos ampare y vele por nosotros— era una cosa que no querías ver, se volvía borde y agresivo lanzando miradas llenas de odio a quien se le cruzara, el sarcasmo se volvía una segunda lengua para el mexicano y sus comentarios iban con el fin de herir, además arremetía contra todos y todo. Bueno, casi todos y todo; como se decía Max era su excepción.

-¿Quieres tener nuestra segunda cita oficial?.- Max preguntó cuando Checo aceptó hablar con él mientras le regalaba una de sus hermosas sonrisas como si su mal humor se hubiera esfumado con solo ver al rubio que realizaba su pregunta nerviosa.

-¡Claro Max! Me vendría bien, sirve que me distraigo un poco ¿verdad?.- Checo se animo al escuchar los planes de Max para tener su cita pendiente.

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Las cosas parecían por fin comenzar a alinearse para la escudería de bebidas energéticas pues después de mucha investigación y frustración por parte del equipo. Habían dando con las cabecillas del complot que se había realizado en contra de su equipo; Christian no quería molestar a sus pilotos pues Max le había enviado un mensaje "pidiendo permiso" que más bien parecía una orden para despejar su día.

Normalmente no estaba bien visto que un jefe obedeciera órdenes de sus "empleados" pero Christian tenía una debilidad por su piloto más joven, pues desde que llegó a su equipo le había tomado mucho cariño y sin duda lo consideraba como su hijo pequeño al que debía cuidar. Por ello mismo siempre velo por los intereses de su pupilo, incluso si eran amorosos.