Corazones Rotos y Verdades Dolorosas(continuación)

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Narra Héctor:

El peso de la decepción era insoportable. Sabía que no podía seguir ahí; necesitaba alejarme. Las lágrimas nublaban mi vista, y sentía que mi pecho se cerraba aún más con cada segundo que pasaba frente a Carlos. Sin decir más, di media vuelta y comencé a caminar, dejando a Carlos atrás, roto, pero ya no podía mirar hacia atrás.

Mientras caminaba, sentí que alguien me observaba. Al girar ligeramente la cabeza, vi a Leni desde la distancia, riéndose con desdén. La imagen de su sonrisa me llenó de rabia.

Leni:

( gritando desde lejos) “¿Vas al llorar, Héctor? ¡Qué patético!”.

Narra Héctor:

No podía soportarlo. “¿Qué tienes de gracioso, Leni? ¡Eres un traidor!”, le grité, sintiendo que la frustración se apoderaba de mí. “¡Carlos me engañó contigo, y tú te ríes de mí!”.

Me volví hacia Carlos, que aún estaba en la entrada del cine, con una expresión de impotencia en su rostro. “Te deseo un buen viaje, Carlos”, le dije con desprecio, dejando que mi voz temblara de dolor. “Pero nunca más me busques. No quiero saber de ti”.

Carlos:

“Héctor, por favor... ¡no es lo que parece!”.

Narra Héctor:

Pero ya no quería escuchar más. Sin esperar una respuesta, me di la vuelta y me alejé de ellos. Las lágrimas caían libremente por mis mejillas mientras caminaba. Cada paso me sentía más vacío, cada lágrima era un recordatorio de lo que había perdido.

En el camino de regreso a casa, la soledad me envolvía, y el dolor en mi pecho se intensificaba. ¿Cómo había llegado a esto? Sentía que el mundo se desmoronaba a mi alrededor, y el eco de las risas de Leni se convertía en un recordatorio constante de la traición y la decepción.

Narra Héctor:
Finalmente llegué a casa, con el corazón pesado y los ojos enrojecidos por las lágrimas. Abrí la puerta, tratando de contener el llanto, pero al instante escuché la voz de mi madre.

Jessica:

“¡Héctor! ¿Te divertiste en el cine con Carlos y Leni?”

Con una mezcla de dolor y tristeza, respondí entre sollozos: “Sí, mamá. Fue divertido”.

Jessica:

( notando algo extraño en el tono )“¿Por qué lloras, cariño?”.

Narra Héctor:
En ese momento, sentí que las palabras se atoraban en mi garganta. No quería preocuparla ni decirle la verdad. Así que, con un esfuerzo, respondí: “Nos despedimos de Carlos... por eso”.

Jessica:

(acercándose, preocupada )“Oh, mi amor. Entiendo que las despedidas pueden ser difíciles. Carlos se va, pero siempre podrás mantenerte en contacto con él”.

Narra Héctor:
La mirada de mi madre era comprensiva, pero cada palabra que decía me hacía sentir más culpable. Obviamente, eso es mentira, pensé, pero no puedo dejar que se entere de lo que realmente pasó.

Jessica:

“¿Quieres hablar de ello? A veces, compartir lo que sientes puede ayudar”.

Narra Héctor:
Negué con la cabeza, sintiendo que el peso de la decepción era demasiado grande para compartirlo. “No, mamá, estoy bien”, le dije, intentando sonar más convincente de lo que me sentía. “Solo necesito un momento para estar solo”.

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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