Despedidas y Consecuencias

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Narra Héctor:
Después de alejarnos un poco de la casa, el mundo a nuestro alrededor parece desvanecerse. Solo estamos Carlos y yo, con una conexión tan intensa que el aire a nuestro alrededor se siente cargado de electricidad. Sin poder resistir la tentación, me acerco a él.

Carlos:
(con una sonrisa) Sabes, deberíamos hacer esto más a menudo.

Héctor:
(con un brillo en los ojos) Sí, definitivamente.

Narra Héctor:
Antes de que pueda pensarlo dos veces, lo empujo suavemente contra la pared de un callejón cercano. La adrenalina corre por mis venas mientras lo miro a los ojos, llenos de deseo y complicidad.

Me inclino hacia él, y nuestros labios se encuentran en un beso ardiente, lleno de pasión.

Carlos:

(susurrando entre besos) Eres increíble, Héctor.

Narra Héctor:
Nuestros labios se mueven al unísono, y me atrevo a explorar su boca con la lengua. Es un beso que siento en cada fibra de mi ser, un momento que quiero congelar para siempre. Sin embargo, el sonido de pasos me hace romper el beso de inmediato.

Héctor:

(con un suspiro )Debo irme.

Carlos:

(con una sonrisa traviesa (No te olvides de esto.

Narra Héctor:
Nos despedimos con un último beso apasionado, la lengua de Carlos entrelazada con la mía, un instante perfecto antes de que la realidad me llame de regreso. Con una mezcla de alegría y nerviosismo, me alejo de él, sintiendo cómo mi corazón late desbocado.

Narra Héctor:
Con el corazón aún palpitando por el beso que acabamos de compartir, llego a casa. La puerta se cierra detrás de mí con un suave clic, y un suspiro de felicidad se escapa de mis labios. Nunca imaginé que besar a Carlos fuera tan electrizante. Esa conexión que sentimos me hace sentir vivo, como si el mundo a mi alrededor hubiera desaparecido, dejando solo a los dos.

Me quito las zapatillas y me dirijo a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí. La habitación es mi refugio, un lugar donde puedo dejar que mis pensamientos fluyan libremente. Me dejo caer sobre la cama, mirando el techo mientras revivo cada instante del beso.

Narra Héctor:
Mis labios se curvan en una sonrisa al recordar cómo se sintió su calidez contra la mía. Carlos. Solo su nombre provoca un cosquilleo en mi estómago. Recuerdo la forma en que sus manos me sostenían, como si tuviera miedo de soltarme. En ese momento, todo lo demás se desvaneció. Era solo él y yo, atrapados en nuestra propia burbuja de felicidad.

Pienso en la forma en que su mirada se iluminó al acercarse, la confianza que irradió cuando me besó. Era como si todos los problemas del mundo se desvanecieran, y solo quedara la pura emoción de estar juntos

Me levanto y me acerco al espejo. Me miro a mí mismo, recordando cómo mis labios se movieron con los de Carlos. Me sonrojo al pensar en lo que eso significa. ¿Estaba realmente enamorado de él? La idea me asusta y emociona a la vez.

Narra Héctor:
Me dejo caer de nuevo en la cama, cerrando los ojos y recordando nuestro primer beso. Era algo que había deseado durante tanto tiempo, y ahora que finalmente lo había vivido, no podía dejar de pensar en ello. Mi mente no puede evitar divagar hacia el futuro: ¿sería posible que nuestra relación creciera?

Una sonrisa se dibuja en mi rostro al imaginarlo. La idea de tenerlo a mi lado, de construir algo juntos, me llena de esperanza. Pero al mismo tiempo, siento un nudo en el estómago al recordar que mis padres no aceptarían esto. La homofobia que se respira en mi casa me pesa como una losa. ¿Cómo podría decirles que estoy enamorado de un chico?

In love with himDonde viven las historias. Descúbrelo ahora