El aire cálido y salado de Miami recibió a Brenda Arriaga como una vieja amiga, acariciando su piel mientras salía del aeropuerto. Cada paso que daba resonaba con la promesa de un nuevo comienzo, una oportunidad para dejar atrás los recuerdos dolorosos y abrazar el futuro con esperanza renovada. Su corazón latía con una mezcla de ansiedad y excitación, la misma que se siente al cerrar un capítulo complicado de la vida y abrir uno lleno de posibilidades.
El trayecto en taxi desde el aeropuerto hasta el apartamento de Diana fue una mezcla de impresiones y reflexiones. Brenda observaba por la ventana cómo los edificios modernos se mezclaban con las palmeras y los coches lujosos, era la primera vez que estaba en Miami. Pensó en lo diferente que era de Chicago, donde las frías calles y los días nublados reflejaban su estado de ánimo. Aquí, el sol parecía prometerle una nueva vida, llena de colores y oportunidades.
Mientras el auto avanzaba por las calles, Brenda no podía evitar sentirse abrumada por la belleza de la ciudad. Las luces brillantes de los rascacielos se reflejaban en el agua de la bahía, y la brisa suave traía consigo un olor a sal y mar que la hizo sonreír. "Este lugar es realmente diferente", pensó. "Quizás aquí pueda encontrar la paz que tanto necesito".
Diana, su amiga de la universidad y ahora colega, la esperaba en el umbral de su acogedor departamento en el Downtown. Su sonrisa irradiaba una calidez reconfortante que Brenda tanto necesitaba.
-¡Bienvenida a Miami, querida! -exclamó Diana, envolviéndola en un abrazo fuerte-. Es un nuevo comienzo para ti. Todo va a ir bien, ya lo verás.
Brenda se permitió un suspiro profundo mientras dejaba caer sus maletas en el suelo. La calidez del abrazo de Diana se sentía como un bálsamo para su corazón herido. Después de todo, había dejado atrás un pasado marcado por sufrimientos y desilusiones en Chicago, y la promesa de un nuevo camino en Miami era lo único que le daba esperanza.
-Gracias por todo, amiga. Realmente necesito empezar de nuevo y dejar atrás... bueno, todo. Me quiero concentrar únicamente en mi nuevo trabajo y reconstruir mi vida -dijo Brenda, con su voz cargada de gratitud y un toque de melancolía.
Diana, respetando el peso del silencio que siguió, cambió de tema con un brillo en los ojos.
-Ponte cómoda, esta también es tu casa, pero necesito que me acompañes a un lugar. Mañana es un gran día para mí. Termino mi especialidad en cardiología y quiero celebrarlo a lo grande. Vamos al supermercado a comprar todo lo que necesitamos para la fiesta.
Brenda sonrió y asintió, aunque estaba agotada del viaje, se sentía agradecida por la distracción. Mientras caminaban por los pasillos del supermercado, la periodista no pudo evitar sentir una sensación de alivio. El bullicio del lugar, con sus estanterías repletas y el ir y venir de los compradores, era el escenario perfecto para una conversación ligera.
-Sabes, Diana, no sé cómo agradecerte por sugerirme para este puesto -dijo mientras agarraba una caja de cereal-. Sé que no tuviste nada que ver con la decisión, aunque estés saliendo a escondidas con la directora del hospital, lo cual no me agrada por cierto, pero tu apoyo significa mucho para mí.
Diana sonrió con modestia, agarrando una botella de vino.
-Sabes que la decisión la tomaron por tus propios méritos. Pero, por supuesto, siempre estaré aquí para apoyarte, aunque no entiendo eso de que no apruebes mi relación secreta con la doctora Smith jaja.
-Será porque es una mujer casada y con hijos, ¿no crees? -dijo Brenda con mirada de desaprobación.
-Bueno, bueno, cambiemos de tema. ¿Has pensado dónde o en que zona quieres vivir? -preguntó Diana mientras dejaba caer algunos productos en el carrito.
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Latidos Convergentes
FanfictionBrenda Arriaga, una periodista especializada en publicidad, marketing y redes sociales, se traslada a Miami para empezar una nueva vida como Gerente de Comunicación y Marketing en el prestigioso Baptist Hospital. Allí, su vida se entrelaza con la d...