El aire de la mañana en Miami era fresco, pero con una promesa de calor a medida que el día avanzaba. Brenda Arriaga, vestida con un elegante traje oscuro que realzaba su figura, se miró en el espejo una última vez antes de dirigirse a la reunión. Su traje de chaqueta y pantalón negro, combinado con una blusa de seda blanca, la hacía lucir profesional y segura. Su cabello, recogido en un moño bajo, y el maquillaje sutil, resaltaban su belleza natural, aunque con labios teñidos de rojo carmín.
La reunión se llevaba a cabo en el impresionante salón de conferencias del hospital, un espacio amplio y moderno, con grandes ventanales que ofrecían una vista panorámica de la ciudad. Las paredes estaban decoradas con obras de arte contemporáneo, y una larga mesa de madera oscura ocupaba el centro de la sala, rodeada de sillas ergonómicas. Cada detalle del lugar reflejaba la importancia de la reunión que estaba por comenzar.
La doctora Smith, directora del hospital, se encontraba de pie al frente, preparando su presentación. Junto a ella, una pantalla mostraba el logo del Baptist Hospital. Todos los jefes de especialidades estaban invitados, junto con los socios y directivos del hospital.
—Buenos días a todos —comenzó la doctora Smith con una sonrisa—. Gracias por estar aquí. Hoy tenemos el honor de presentarles a nuestra nueva Gerente de Comunicación y Marketing, Brenda Arriaga.
Brenda sintió un nudo en el estómago mientras la doctora Smith hablaba sobre su impresionante carrera y sus logros. Sin embargo, justo en ese momento, la puerta del salón se abrió y Elisa Galina entró apresuradamente, disculpándose por llegar tarde.
—Lo siento mucho, hubo una emergencia —dijo sin alzar la vista, mientras buscaba una silla libre.
Cuando finalmente se sentó y miró hacia adelante, sus hermosos ojos se encontraron con los de Brenda, y ambas quedaron anonadadas. Elisa no podía creer que la mujer que conoció la noche anterior en la fiesta de Diana fuera la misma que ahora estaba siendo presentada en esta importante reunión. Brenda, por su parte, estaba igualmente sorprendida de ver a Elisa vestida con su bata blanca de médico.
Después de la reunión, Elisa se encontró en la cafetería, con su mejor amiga Marcela, quien laboraba como enfermera del hospital.
—No puedo creer lo que acaba de pasar —dijo Elisa mientras se sentaba—. La nueva Gerente de Marketing y Publicidad, Brenda Arriaga, es la misma Brenda que conocí anoche en casa de Diana.
Marcela levantó una ceja, interesada.
—¿En serio? ¿La misma Brenda con la que...? —Ya Elisa le había comentado mediante un mensaje a su amiga que había despertado en una cama en casa de Diana, con Brenda, una amiga de la recién graduada a su lado, sin saber que había ocurrido.
Elisa asintió, mirando su taza de café con una mezcla de confusión y nerviosismo.
—Sí. No tengo idea de qué pasó realmente. Sólo recuerdo haber hablado con ella cuando prácticamente nos quedamos solas en la fiesta. Estaba borracha, y luego desperté a su lado en la cama. Salí del apartamento de Diana lo más rápido que pude y me fui a mi casa para alistarme para venir aquí.
Marcela asintió, comprensiva.
—Entonces, no sabes si pasó algo más...
—No —dijo Elisa, mordiéndose el labio—. No tengo ni idea. Estoy asustada, confundida, y no sé qué pensar.
Mientras tanto, Brenda se dirigió a la consulta de Diana, buscando respuestas.
—No tenía idea de que tu amiga Elisa fuera la jefa de cardiología en el hospital. Me sorprendió cuando la vi en la reunión.
Diana sonrió, tratando de tranquilizarla.
—No tienes por qué preocuparte. Elisa es una muy buena amiga. Es reservada, pero estoy segura de que se llevarán muy bien.
Brenda asintió, aunque la sensación de sorpresa seguía en su mente. Mientras tanto, la doctora Smith la llamó a su oficina para discutir la nueva campaña publicitaria.
El despacho de la doctora Smith era elegante y funcional, con paredes cubiertas de diplomas y reconocimientos. Una gran ventana ofrecía una vista impresionante del paisaje urbano.
—Brenda, quiero escuchar tus ideas para la campaña publicitaria —dijo la doctora Smith, sentándose detrás de su escritorio.
Brenda desplegó sus notas y comenzó a explicar.
—Quiero enfocar la campaña en humanizar el hospital. Usaremos historias reales de pacientes y médicos para mostrar la diferencia que el Baptist Hospital hace en sus vidas. En redes sociales, podemos crear una serie de videos cortos y testimonios, mientras que podemos usar campañas de segmentación para llegar a públicos específicos. La publicidad exterior se centrará en imágenes impactantes que resalten la tecnología avanzada y el cuidado compasivo del hospital.
La doctora Smith asintió, impresionada.
—Me gusta mucho tu enfoque. Creo que puede funcionar muy bien, no me arrepiento de haber tomado la decisión de contestarte.
Unos minutos después, Brenda salió de la oficina de la doctora Smith y se dirigió hacia el ala pediátrica del hospital. Le habían hablado de un programa especial que se llevaba a cabo allí, donde los médicos y el personal se disfrazaban de superhéroes para alegrar el día de los pequeños pacientes. Al llegar, se encontró con un grupo de niños riendo y jugando, rodeados de médicos y enfermeras vestidos de Spiderman, Batman y Wonder Woman.
— ¡Qué sorpresa tan maravillosa! —exclamó Brenda, sonriendo.
Marcela apareció a su lado, sonriendo también.
—Lo hacemos cada semana. Es un pequeño esfuerzo, pero tiene un gran impacto en los niños y sus familias —explicó la enfermera.
Mientras tanto, Elisa se encontraba en una acalorada discusión con el doctor James, otro médico del hospital.
—La paciente necesita ese trasplante de corazón ahora —dijo Elisa, exasperada—. No podemos esperar más tiempo. Su vida está en peligro.
El doctor James, sin embargo, parecía indiferente.
—Hay un donante disponible, pero tengo otro paciente que podría beneficiarse más. Es un amigo millonario que puede hacer grandes donaciones al hospital.
Elisa sintió una oleada de indignación.
—¡Eso es inaceptable! No podemos poner el dinero por encima de la vida de nuestros pacientes.
Sin que se dieran cuenta, Brenda había escuchado el final de la discusión. Elisa, al verla, simuló tener algo urgente que hacer y se alejó apresuradamente. Pero Brenda alcanzó a ver un destello de los valores de Elisa y su sentido de justicia.
Más tarde, Elisa se dirigió a la sala de cuidados intensivos para revisar a un paciente. Al llegar se encontró con una situación crítica. Un niño estaba teniendo complicaciones y el equipo médico estaba haciendo todo lo posible para estabilizarlo. Elisa se sumó a la frenética actividad, demostrando una vez más su dedicación y habilidades como jefa de cardiología.
Después de un largo día, Brenda se dirigió al aparcamiento para irse a casa. Al llegar, se encontró cara a cara con Elisa.
—Hola —dijo Brenda, sonriendo—. Qué coincidencia encontrarte aquí.
Elisa, un poco tímida, asintió.
—Sí, es una coincidencia.
—Parece que has estado esquivándome todo el día —dijo Brenda, con una sonrisa divertida.
Elisa suspiró.
—Necesitamos hablar. Anoche, estaba demasiado borracha y no recuerdo con claridad lo que pasó.
Brenda se rió suavemente.
—Sí, tenemos mucho de qué hablar.
El final de sus palabras quedó flotando en el aire, lleno de suspenso. Ambas sabían que había mucho más que descubrir sobre esa noche y la evidente tensión que existía cuando estaban cerca.
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Latidos Convergentes
FanfictionBrenda Arriaga, una periodista especializada en publicidad, marketing y redes sociales, se traslada a Miami para empezar una nueva vida como Gerente de Comunicación y Marketing en el prestigioso Baptist Hospital. Allí, su vida se entrelaza con la d...