Capítulo 9 / Descubriendo Nuevos Horizontes

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Los días previos a la boda de Penélope y Colin estaban llenos de preparativos y una atmósfera de expectativas. Las flores frescas llegaban al manor de los Bridgerton, y las risas de las damas que ayudaban a organizar todo resonaban en los pasillos. Eloise se había convertido en la mano derecha de Penélope, apoyándola en cada pequeño detalle, desde el vestido hasta el menú. Sin embargo, más allá de toda la emoción, había un aire de tensión que no lograba disiparse del todo.

Una tarde, mientras ayudaba a Eloise a elegir las flores perfectas, Penélope sintió un impulso irresistible de explorar la biblioteca de Colin. Sabía que era un lugar donde él pasaba mucho tiempo, sumergido en sus pensamientos y su escritura. Era un espacio alejado del bullicio, un refugio donde él matizaba sus inquietudes y su deseo de hallar un propósito. Con la excusa de buscar un libro para añadir un toque literario a la decoración, Penélope se aventuró a entrar.

La biblioteca, una habitación acogedora con estanterías repletas de tomos polvorientos y una cálida luz que se filtraba a través de las ventanas, se sintió casi mágica para Penélope. Mientras examinaba los títulos en la estantería, sus ojos se posaron en un pequeño baúl, mal escondido detrás de unos volúmenes desvencijados. Sintiendo una punzada de curiosidad, decidió revisarlo.

Con un poco de esfuerzo, logró abrir el baúl y se encontró con un montón de cuadernos apilados. Al abrir uno, se dio cuenta con asombro de que eran los diarios de Colin, crónicas de sus viajes y de sus pensamientos más íntimos. La caligrafía fluida y apasionada que llenaba las páginas la cautivó de inmediato. Cada entrada estaba impregnada del amor que sentía por el mundo, por la naturaleza y, a menudo, por ella.

**“Me siento perdido,”** escribió en una de las páginas. **“Viajo a diferentes lugares buscando respuestas, pero cada vez que regreso, la insatisfacción me acompaña. Todo lo que he visto y experimentado se disipa al momento de regresar a Londres. ¿Por qué no puedo encontrar un propósito en todo esto?”**

Penélope sintió un nudo en el estómago al leer esas palabras; conocía la lucha interna de Colin, y a pesar de su amor, se dio cuenta de que aún había una parte de él que no se sentía completo. Decidida a ayudarlo, comenzó a leer con avidez, emocionada por descubrir sus sueños y anhelos ocultos.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Colin ingresara a la biblioteca. Su expresión curiosa se tornó a sorpresa al ver a Penélope con su baúl abierto y rodeada de papeles. **“¿Qué estás haciendo aquí?**” preguntó, un tono defensivo presente en su voz.

Penélope se giró rápidamente, sintiéndose sorprendida pero también emocionada de que él la hubiera encontrado. **“Lo siento, Colin. No quería invadir tu espacio, pero encontré tus diarios y… no pude resistirme. Están… son extraordinarios.”**

Colin se tensó, visiblemente incomodo. **“No deberían estar aquí, Penélope. Son solo pensamientos sueltos, nada serio. No te preocupes por ellos.”**

**“¿Cómo puedes decir eso?”** exclamó ella, cerrando el diario y mirándole con sinceridad. **“Los cierras al mundo, pero hay tanta belleza en ellos. Escribe de una manera que pocos logran. Tu voz es única, Colin.”**

Un leve rubor invadió el rostro de Colin, pero su inseguridad aún estaba presente. **“No sé, Penélope. ¿Cómo puedo tomar en serio lo que escribo cuando mi prometida es la misma mujer detrás de Lady Whistledown? La sociedad espera que me convierta en algo, pero nunca he sabido en qué.”**

Penélope notó una chispa de reproche en sus ojos. **“Eso no debería detenerte. Lady Whistledown es solo un papel que dejé atrás. Tú eres Colin, un hombre cuyos sueños no deberían quedar olvidados en un baúl. Deberías publicar estos diarios. Rodéate de tus palabras. La gente tiene hambre de autenticidad, de algo sincero que se conecte con ellos. Y tú, tienes ese talento.”**

Colin miró fijamente a Penélope, la frustración evidente. **“¿Publicar las experiencias de un hombre perdido? No sería más que un intento ridículo de alcanzar algo que nunca podré tocar.”**

**“¡No es ridículo!**” replicó Penélope con fervor. **“Keats, Byron... todos ellos comenzaron escribiendo lo que sentían. Tal vez no estás perdido, tal vez solo necesitas darle un nuevo rumbo a lo que haces.”**

Pestañeando, Colin asimilaba lo que ella estaba diciendo. **“¿De veras crees que mis palabras pueden tener algún valor?”**

**“Te ofrezco mi ayuda. Puedo ser tu editora, Colin. Juntos podemos hacer que tus historias cobren vida. Trabajemos en ello y verás que no solo eres un viajero sin rumbo. Hay más en ti de lo que crees,”** insistió ella, acercándose un paso más.

La idea de que tal vez pudiera publicar sus pensamientos fue un susurro atractivo, pero la inseguridad seguía pesando en su mente. **“¿Y si no alcanza las expectativas? ¿Qué dirá la sociedad si el prometido de Lady Whistledown resulta ser un fracasado?”**

Penélope sintió la pesada carga de la impaciencia, pero también de la comprensión. **“Déjalos hablar. Lo que debe importar es lo que realmente quieres compartir. No fui Lady Whistledown por mucho tiempo porque busqué el chisme, sino porque había un deseo genuino por contar historias. Tus experiencias pueden inspirar a otros, Colin. No tienes que hacer esto por ti solo, porque yo creeré en ti.”**

Las palabras de Penélope resonaron en el corazón de Colin, llenándolo de una mezcla de esperanza y temor. Pensar en compartir sus escritos la hizo sentir que podía empezar a encontrar su camino, pero lo que lo retenía era el miedo al juicio.

**“Si decides hacerlo, solo quiero que lo hagas por ti. Ya no te encierres en esa angustia, abre la puerta a un nuevo propósito. Nunca sabrás lo que puede salir de todo esto.”**

Durante esos momentos de íntima vulnerabilidad, Colin se dio cuenta de que Penélope era el ancla en su tumultuoso mar de inseguridades. Si ella creía en su potencial, quizás él también debería intentarlo. **“Está bien, puedo darle un vistazo a mis diarios. Pero, al menos las primeras palabras que se pongan en papel estarán cloacas en tú crítica.”**

**“Perfecto,”** dijo Penélope, sonriendo radiante. **“Comencemos a elegir algunas entradas. Veamos cuáles tienen el potencial para crear algo mayor.”**

Los días siguientes estuvieron marcados por un combustible renovado. A cada hora que pasaba, Colin se Vio sumergido en su escritura con Penélope a su lado, ayudándole a dar forma a sus pensamientos. La pasión que había estado sofocada durante tanto tiempo empezó a resurgir, y con cada entrada que revisaban juntos, Colin comenzó a verse a sí mismo a través de una nueva lente.

El día de la boda se acercaba, y mientras participaban en la silla del amor que estaban construyendo, las dinámicas de su relación se transformaron en un delicado equilibrio de amor, ambición y nuevas oportunidades. Con Penélope fomentando su creatividad y entregándole el valor para sumergirse en sus verdaderos deseos, Colin se encontraba en una encrucijada donde finalmente podía hallar su propósito.

Ya en plena preparación para la ceremonia, la emoción en el aire se intensificaba. La boda de Penélope y Colin no sería solo una celebración de su unión, sino también un nuevo capítulo donde ambos se animarían mutuamente a perseguir sus sueños. La sombra del pasado se desvanecía mientras emergía una vida donde el amor y el crecimiento personal coexistirían en perfecta armonía.

Así, entre risas y proyectos compartidos, el amor entre Penélope y Colin floreció, sin prisa por decepcionar las voces externas, por fin en búsqueda de sus propias voces internas. Y, como los mirlos cantores al alba después de la tormenta, el viaje de ambos hacia lo desconocido apenas había comenzado.

Por un beso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora