Capítulo I

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"A veces, nuestro corazón siente cosas que nuestra cabeza quiere hacernos olvidar, para no sufrir más"

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 La luz se filtraba a través de la persiana, por esos pequeños guecos que nunca conseguimos tapar por más que lo intentemos. Quería quedarme en la cama, seguir durmiendo y nada más, pero los estornudos de mi compañera y sus llamadas de "Ven para acá" me hicieron levantar.

Esa mañana, el cielo en Vancouver estaba azul, con alguna que otra nube que tapaba de vez en cuando el sol haciendo que sus rayos fueran más tenues. Me dirigí a la cocina a prepararme un desayuno pequeño, para tener algo en el estomago.

-Tienes las preguntas y la grabadora en la mesa y... Achiiiss!!!

-Salud.- Dije mientras me servía un vaso de leche.

-Gracias. Oye Lore, ya sé que es un gran favor lo que te pido pero es algo muy importante para mí y para la revista de la universidad y sé que tienes que irte y no poder adelantar tu trabajo pero...

-Ya déjalo Mónica no te preocupes, te dije que iría y voy a ir, además así salgo un poco.

-Gracias Lorena de verdad.- La sonreí con cariño.

Esta chica de pelo pelirrojo, con ojos marrones me tenia conquistada, no podía decirla que no, además de que al ser mas bajita que yo es como una enana a la que cuidar pero la quiero igual.

-Recuerda tienes que tomarte la medicina y te tienes que controlar esa fiebre. ¿De acuerdo?

-Siii, mami Lorena.-Me dijo sonriéndome a la vez que dio otro estornudo.

-Sera mejor que me vaya ya, si no se me va ha hacer tarde.

-Sí, será mejor. Suerte y ten cuidado y no te enamores.- Me dijo de modo pícaro alzando las cejas en modo provocativo.

-No te preocupes es todo para ti y que sepas... Que me llevo tu coche adiós!!!.- Cogí las llaves y me marche corriendo no sin antes oírla un "Será cabrona"

La verdad ir en el coche era un lujo porque aunque tuviera el carne no tenia coche propio, además que este vehículo de cuatro ruedas es fantástico. Es un coche muy bonito, la verdad los padres de Mónica lo eligieron bien, ojala pudiera hablar yo así de los míos aunque claro en parte no puedo, porque ya no están.

Sin darme cuenta del tiempo transcurrido ya estaba entrando en Seattle, desde la distancia veía los rascacielos que tocaban el cielo, la gente alrededor sonriendo, parejas tomadas de la mano... Y es cuando por fin lo veo De Luque Enterprises Holding. Un edificio, yo diría de unas 25 plantas aproximadamente, en el que se permitía ver lo que pasaba ya que era todo de cristal. Salí del coche y lo contemple desde mi baja posición donde comenzaron mis miedos y ese nerviosismo que me caracterizaba.

Lo que me sorprendió al entrar era la claridad del lugar, sus paredes blancas y en cambio el suelo de una madera oscura, me acerque hasta recepción para informar de mi llegada.

-Buenos días, bienvenida a De Luque House, ¿Qué desea?

-Ho-hola soy Lorena Blanco, vengo en nombre de Mónica Vallecillo, tenía una entrevista con el señor de Luque pero se encuentra indispuesta. –Dije de un modo rápido y nervioso. Relájate Lorena, me dijo mi subconsciente.

-Está bien, firme aquí por favor. Vaya a los ascensores del fondo, planta 25.

-Gracias. –Dije mientras me encaminaba a los ascensores.

Al entrar me fije en que el ascensor estaba rodeado de espejos y pude ver a una chica de pelo castaño, los ojos color miel oscura y vistiendo unos vaqueros negros ajustados, una blusa blanca y unas sandalias con algo de plataforma, pero poco dada mi gran altura de por sí, blancas también. Aunque estaba habituada a vestir más formal, me hacía recordar tiempos no muy buenos para mí.

Las puertas se abrieron y me adentre en un piso en el que una joven empleada me indico unos sillones de color morado para que tomara asiento. Le agradecí con un gesto de cabeza y me senté. Aunque me removía inquieta en el sillón, la verdad hablar en público siempre me costó incluso estudiando lo que estudiaba, pero la vergüenza y mis mejillas coloradas siempre me ganaban, estaba tan abstraída en mis pensamientos que no me di cuenta de que la puerta del despacho se abrió y aquella joven que me atendió antes se acercó a mí.

-Señorita Blanco, ya puede pasar.

Madre mía, parecía que iba al médico "Por favor el siguiente paciente" Me levante dándome casi un traspiés, aunque la chica, me dedico una sonrisa de apoyo que calmo un poco mi alma inquieta. No entendía porque estaba nerviosa hacía años que no me pasaba, aunque claro yo siempre fui muy tímida.

-Puede entrar sin llamar.- Me dijo y se retiró.

Tome aire y empuje la puerta procurando no caerme y hacer una escena y ahí estaba... Samuel de Luque.

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Holaa a todos, un nuevo capítulo de esta novela tan sensual... okno

Antes de nada, esta novela va ha tener partes iguales a 50 Sombras de Grey y otras van a ser totalmente diferentes.

Espero que os guste, que os haga pasar un buen rato y me despido un besazo enorme y xao xao.


50 Sombras de LuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora