Frío, educado... Y muy guapo...
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Me encontraba en el inmenso despacho, blanco como la nieve, con el mismo contraste del suelo oscuro. Mis nervios afloraron más rápido que nunca, al acercarme pegué un traspiés y casi caigo de bruces al suelo, pero alguien me sostuvo. No me había percatado que al lado tenía a Samuel de Luque.
-¿Se encuentra bien?
-Si... Si... So-Soy Lorena Blanco.- Dije tendiéndole la mano de un modo rápido y nervioso. Mierda Lorena relájate, me dije para mí misma.
-Pensaba que era la señorita Vallecillo, dado que ella era quien me iba a entrevistar.- Pude detectar en su tono de voz, confusión pero sobretodo frialdad.
-Si... Eee... Moni... Digo la señorita Vallecillo se encuentra indispuesta y me ha pedido que yo le haga la entrevista.- Saque mi educación y recordé los "simulacros" de reuniones que tengo en clase.
-De acuerdo, tome asiento por favor.-Dijo, indicándome un sillón pequeño, enfrente de su mesa, donde tomo asiento él también.
Mientras me dirigía al sillón, me fije en un piano de cola situado en una esquina del inmenso despacho. No había visto ningún piano como ese, era de un negro ceniza, con las teclas en blanco y... ¿morado? Debe de gustarle ese color...Como a mí. Y sonrío como una tonta. Concéntrate botarate, me dice mi subconsciente
-Precioso, ¿verdad?- Me dijo de pronto.
¿Yo? Pensé, no idiota-me corrigió mi subconsciente- el piano.
-Sí, es muy bonito.- Dije y dirigí mi vista hacia él, encontrándome con unos ojos café que me observan y como no, me sonroje, rápidamente baje la cabeza.
-Cuando, quiera señorita Blanco.-Me dijo
-Vale, espero que no le importe que grabe la conversación.-
-En absoluto.- Dijo, y me atreví a levantar la mirada otra vez para encontrarme esos ojos café que no entendía porque me producían ese efecto.
Era una sensación rara, mi estomago parecía tener un zoológico ahí dentro y mi corazón iba a mil por hora desentonando en mis mejillas rojas y mi tartamudez.
-¿A qué se debe el éxito que tiene?
-¿De verdad, me está preguntando eso?- Dijo en un tono arrogante e hipócrita que me estaba desquiciando.- Muy bien, se debe a que lo controlo todo, como se suele decir "si quieres que algo salga bien, hazlo tu mismo" y eso es lo que hice, me volqué en sacar adelante mi empresa y no dejar que nada ni nadie me quitara del camino que quería.-
Vaya, pensé, que controlador.
Realicé alguna otra pregunta sobre su empresa que simplemente dije con monotonía ya que se había sentado en uno de los sillones quedando totalmente en frente mía y no podía concentrarme en otra cosa que no fueran sus ojos, su boca perfilada, su ancha espalda, ese pelo peinado hacia arriba... No podía parar de mirarle en general es como si estuviera... Hechizada.
Siguiendo con mi monotonía leí la siguiente pregunta pero esta vez escuche muy bien lo que salió por mi boca.
-¿Es gay?- Mierda, pero como... Releí la pregunta y nerviosamente levante la vista hacia Samuel.
Tenía una expresión entre sorprendido y furioso.
-Dis-Disculpe... No no quería. Estaba escrito, yo...- !!Dios que vergüenza¡¡
-No, Lorena, no soy gay.- Era la primera vez que me llamaba por mi nombre y eso hizo que el corazón me empezara a golpear de forma, casi dolorosa el pecho.-
-Discúlpeme señor de Luque. ¿A-aparte de dedicarse a su empresa, que otros intereses tiene?
-Dado que soy muy rico, me permito algunas actividades físicas, y también navegar y volar, a parte de una de mis grandes pasiones, los videojuegos.-Dijo, dios cada vez me parece más arrogante, pero los videojuegos... ¿Por qué te gustan cosas iguales que a mí también me gustan?-Y usted. ¿Qué es de usted?
-¿De mi? Pues...
Tocaron a la puerta y la chica que me atendió antes se asomó.
-Disculpe señor de Luque a llegado el señor Garnes.
-Dígale que espere, no hemos terminado.
-Pero...
-Nerea, no lo voy a repetir dígale que espere.
Nerea asintió, claramente poniéndose roja y salió por patas.
-Señor de Luque, no quiero molestarle.-Dije, haciendo un amago de que, me iba a marchar.
-Por favor, el señor Garnes puede esperar, de verdad. Dígame, ¿Qué estudia?
-Todo, lo relacionado con las empresas, dirección, administración etc.
-¿Y qué va ha hacer después de la universidad?
Pero vamos a ver a este que le importa, que me pasa o no o que hago o dejo de hacer.
-Pues aun no lo tengo claro señor.
Al nombrarle con el apelativo señor, se ha puesto como más, como decirlo, más...
-¿Quiere ver las instalaciones del edificio?- Me dice de improvisto, la verdad me encantaría quedarme y seguir mirándolo más... Digo saber más sobre la empresa pero... No
-No-no puedo tengo que volver a Vancouver ha sido un placer señor....
Al levantarme pegué un resbalón y se me cayeron los papeles.
-Mierda, digo lo- lo siento... - Se agacha a ayudarme y nuestras manos se rozan durante unos segundos donde noto una extraña corriente que nunca antes había sentido.
Me levanto corriendo hacia la salida, no sin antes de coger la grabadora y despedirme... Por educación... Ya, ya dice mi subconsciente.
-Ha sido un placer señor de Luque.-Y le tiendo la mano.
-Lo mismo digo señorita Blanco- Tomando mi mano, y veo en su cara que está intentando no reírse. –Y tenga cuidado de no caerse.
-Gracias. –Siseo cabreada.
Al salir veo de reojo al señor Garnes que se acerca pero Samuel le ignora. Me acompaña hasta el ascensor donde posa sus manos en mis hombros y yo me estremezco, al estremecerme el me aprieta con suavidad, casi imperceptiblemente.
Me introduzco en el ascensor a toda prisa y pulso el botón de la planta 0. Y me giro para mirarle por última vez.
-Lorena. – Dice.
-Samuel.-Digo.
Y las puertas se cierran.
ESTÁS LEYENDO
50 Sombras de Luque
RomancePAUSADA Dos pasados oscuros. Un mar de Sombras acechando. Un futuro oscuro. (Antigua novela-post-instagram)