Cuando Shoto cumplió cuatro años, no ocurrió absolutamente nada.
Shoto Todoroki, un aspirante a oficial de policía, llegará a la UA para ayudar a los alumnos de la clase 1A en sus prácticas. Lo que el bicolor no esperaba, era enamorarse de un rubio...
Después de la evaluación de Aizawa, la Bakusquad se quedó un momento más en el área de entrenamiento, cada uno procesando el ejercicio a su manera. Bakugo, con su habitual impaciencia, seguía sin aceptar completamente los comentarios de Shoto y Aizawa, pero no podía negar que la misión había salido bien. Se apartó del grupo por un instante, observando a la distancia mientras los demás intercambiaban comentarios sobre la misión.
—¿Todo bien, blasty? —preguntó Kirishima, acercándose con su habitual energía positiva.
—Tch, no es nada, solo odio que nos traten como si no supiéramos lo que estamos haciendo —respondió Bakugo, cruzando los brazos con frustración.
—Bueno, lo hicimos bien, ¿no? No hay que darle tantas vueltas —comentó Sero con una sonrisa, estirándose un poco después del ejercicio.
Kaminari, siempre relajado, se unió a la conversación. —Además, los civiles estuvieron a salvo todo el tiempo. Eso es lo importante, ¿no?
—Sí, sí, lo sé —gruñó Bakugo—, pero no soporto que me sigan dando órdenes como si no pudiera manejarlo solo.
—Por algo es un equipo —intervino Shoto, quien había llegado sin que el ojirubí lo notara—. La fuerza individual es importante, pero si aprendemos a trabajar juntos, seremos invencibles. Es lo que te he estado diciendo.
Bakugo le lanzó una mirada desafiante, pero no dijo nada. Sabía que Shoto tenía razón, aunque admitirlo era otra cosa. Antes de que la conversación pudiera continuar, Shoichi y Yume se acercaron.
—Buen trabajo a todos —dijo Tanaka con su tono siempre calmado—. Aunque hay cosas que podemos mejorar, estamos en el buen camino.
La pelilila asintió, su mirada fija en Bakugo. —Y Bakugo-san... tus explosiones controladas en el sótano fueron bastante impresionantes. Solo asegúrate de no dejar que la rabia te controle en situaciones críticas.
—Tch, como si no lo supiera —respondió Bakugo, aunque su tono era un poco más relajado que antes.
Mientras el grupo se dispersaba poco a poco, Sero se quedó un momento junto a Shoto. Ambos, aunque tranquilos, compartían un entendimiento mutuo de lo que significaba ser parte de un equipo. Habían aprendido que no siempre era la fuerza la que definía el éxito, sino la habilidad de apoyarse en los demás.
—Buena coordinación ahí dentro, Todoroki —comentó Sero, rompiendo el silencio.
Shoto asintió ligeramente. —Igualmente. Todos hicieron su parte.
Y así, con las lecciones del día asimiladas, la Bakusquad y sus compañeros comenzaron a prepararse para el siguiente desafío, conscientes de que, aunque fuertes por separado, su verdadero poder residía en la unión de sus habilidades y voluntades.
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El sol empezaba a bajar, tiñendo el cielo sobre la UA con tonos anaranjados y rosados. La mayoría de los estudiantes ya había terminado sus entrenamientos y actividades del día, pero uno de ellos aún seguía en el patio de prácticas, insistente, solitario: Bakugo.