9

277 33 0
                                        

El aire en el campo de entrenamiento era pesado. Bakugo apenas podía creer lo que acababa de suceder. Cargando a Todoroki en su espalda, apretó los dientes con frustración mientras caminaba rápidamente hacia la enfermería.

—Maldito bastardo… —murmuró, sin poder evitar estar molesto consigo mismo.

Era su primer entrenamiento juntos, y aunque Shoto había mantenido el ritmo en su mayoría, Bakugo se dio cuenta demasiado tarde de que su compañero estaba sobrepasando sus límites. Solo le había dicho que se detuviera cuando Todoroki ya estaba tambaleándose, un segundo antes de que cayera al suelo.

—Eres un idiota, mitad-mitad —resopló, empujando la puerta de la enfermería con el pie.

Recovery Girl levantó la mirada al verlos entrar. Su ceño se frunció al notar la condición de Todoroki, pero no dijo nada. Estaba más que acostumbrada a los desmayos en el campus.

—¿Qué pasó? —preguntó, acercándose rápidamente.

—Se desmayó —respondió Bakugo sin rodeos, dejándolo con cuidado sobre una camilla—. No se detuvo cuando tenía que hacerlo. No es mi problema si no sabe cuándo parar.

Recovery Girl asintió, revisando a Shoto mientras hablaba.

—Solo está agotado. No es nada grave, pero debería descansar un buen rato —dijo, girándose para prepararle una compresa fría—. La próxima vez, asegúrate de que ambos entrenen a un ritmo más razonable.

Bakugo chasqueó la lengua.

—Hmph, como si pudiera obligarlo.

Antes de que pudiera decir algo más, la puerta de la enfermería se abrió de golpe, y Shoichi apareció corriendo, seguido de cerca por Yume. Ambos miraron directamente a Todoroki, que yacía inconsciente, y luego sus miradas se dirigieron hacia Bakugo.

—¡¿Qué le hiciste a Shoto?! —Shoichi estaba claramente preocupado, con los ojos abiertos de par en par mientras se acercaba a la camilla.

Yume, por su parte, mantenía la calma, pero su expresión fría y su mirada fulminante hablaban por sí mismas.

—No lo lastimaste a propósito, ¿o sí? —preguntó con tono serio, cruzándose de brazos mientras miraba a Bakugo.

Bakugo frunció el ceño, claramente molesto por la acusación.

—¡Claro que no! —espetó—. El idiota no supo cuándo detenerse, eso es todo. Le dije que parara, pero no me hizo caso hasta que ya era tarde.

Shoichi resopló, sacudiendo la cabeza mientras observaba a su amigo inconsciente.

—Podrías haber sido un poco más cuidadoso —murmuró—. No todos entrenan como tú, Bakugo.

—¡No soy niñera! —respondió Bakugo con un tono cortante—. No tengo la culpa de que no sepa cuidar de sí mismo.

Antes de que la situación pudiera escalar más, Sero entró en la enfermería, viendo la escena con una mezcla de sorpresa y preocupación.

—¿Otra vez causando problemas, Bakugo? —bromeó, aunque había un toque de genuina preocupación en su tono—. ¿Qué pasó con Todoroki?

—Se desmayó, eso pasó —respondió Bakugo con brusquedad—. Y ahora todos creen que fue mi culpa.

Sero suspiró, sacudiendo la cabeza mientras se acercaba a la camilla.

—No es cuestión de culpar a nadie. Lo importante es que esté bien —dijo, mirando a Recovery Girl para confirmar que no era algo grave.

—Estará bien con algo de descanso —aseguró Recovery Girl, ajustando la compresa sobre la frente de Todoroki.

Compañeros (Bakutodo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora