Cuando Shoto cumplió cuatro años, no ocurrió absolutamente nada.
Shoto Todoroki, un aspirante a oficial de policía, llegará a la UA para ayudar a los alumnos de la clase 1A en sus prácticas. Lo que el bicolor no esperaba, era enamorarse de un rubio...
Un joven semi albino caminaba por los pasillos de la Academia Keiji, buscando a alguien mientras su mente estaba ocupada con pensamientos sobre su hermano. Touya había terminado en el hospital tras una dura pelea contra un villano, aunque, afortunadamente, logró detenerlo. Para Shoto, su hermano era una gran inspiración, a pesar de que su padre le había dicho que nunca podría ser un héroe, Touya nunca se rindió hasta que lo consiguió.
—¡Hey, Sho! —se escuchó una voz conocida.
—¿Dónde te habías metido? Te he estado buscando.
—Estaba terminando la tarea que dejó el profesor Aki.
—¿La tarea de hace dos semanas? —preguntó el bicolor arqueando una ceja.
—Sí, la había olvidado, así que la hice hace rato —contestó Shoichi con indiferencia—. Por cierto, gracias por prestarme tus apuntes —dijo mientras le devolvía una libreta.
Shoto rodó los ojos con una mezcla de diversión e irritación. Era típico del azabache dejar todo para el último momento, y él siempre terminaba prestándole sus apuntes para que no reprobara el año.
Sin decir más, ambos se dirigieron a su clase. Al llegar, tomaron asiento uno al lado del otro justo antes de que Yume Shimura, la delegada de la clase, les llamara la atención por llegar tarde. Unos minutos después, el sensei Katashi entró al aula con algunos documentos en mano.
—Hoy hablaremos sobre el uso responsable de quirks en civiles—anunció el profesor.
La clase transcurrió con normalidad hasta que, inesperadamente, la directora de la academia entró al salón. Shoto la observó con curiosidad; no era común que dicha mujer abandonara su oficina, y cuando lo hacía, era por algo importante.
—Buenas tardes a todos —dijo la peliazul con una sonrisa—. Hoy tengo una noticia muy importante que compartirles.
El aula quedó en silencio, todos expectantes.
—La Academia Shiketsu, la UA y otras escuelas de héroes han decidido realizar entrenamientos conjuntos de rescate. Nos han pedido que nuestros estudiantes los apoyen en equipos de rescate, ya que es común que oficiales y héroes trabajen juntos en situaciones peligrosas —explicó con entusiasmo—. Los grupos de primer año serán divididos en equipos de seis y enviados a una de estas academias durante dos semanas.
Al escuchar la noticia, los estudiantes comenzaron a murmurar entre ellos, formando rápidamente sus equipos. Shoto, con una mirada cómplice, tomó a Shoichi del brazo y juntos buscaron a Yume. No tenían muchos amigos en la clase, así que eligieron a tres compañeros al azar, al poco tiempo, todos habían armado sus equipos.
—Veo que ya formaron sus equipos —dijo la directora—. Ahora haremos un sorteo para determinar a qué escuela irá cada grupo.
La directora comenzó a sacar papelitos de un recipiente. Tras un rato, solo quedaban dos equipos sin asignar.
—Muy bien, el equipo de Todoroki, Tanaka, Shimura, Yoshida, Susuki y Hoshi irá a la UA.
Shoto sonrió ligeramente. Ir a la mejor academia de héroes sería una experiencia invaluable para su futuro. Lo único que quedaba ahora era preparar sus cosas y esperar el día en que partirían a la UA.
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En la UA, la clase 1A escuchaba con atención a Aizawa, quien les explicaba que tres aspirantes a oficiales vendrían a ayudarlos en misiones de rescate. Después de dar la noticia, Aizawa salió del salón, dejándolos solos.
—¿Cómo creen que sean esos estudiantes? —preguntó una chica de cabello corto y marrón, curiosa.
—No importa —intervino Mineta, con su tono habitual—. Lo que no entiendo es por qué tienen que venir a "ayudarnos" si todos saben que los héroes hacemos todo el trabajo.
—Te equivocas, Mineta —respondió Midoriya—. Los oficiales se encargan de negociar con los villanos en casos de secuestro, nos brindan información crucial y se arriesgan sin usar sus quirks.
—Midoriya tiene razón —intervino Iida, ajustando sus gafas—. Los héroes dependemos de ellos para coordinar estrategias. La UA está haciendo lo correcto al fomentar este tipo de colaboración.
—Tch, cállense de una vez —gruñó Bakugo—. Los héroes hacemos todo lo importante. No sé por qué esa profesión sigue existiendo, lo único que hacen es meter a los villanos en la cárcel —dijo, saliendo del salón con su usual grupo siguiéndole los pasos.