Capítulo nueve

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— ¿Estás contento ahora Fordsy? — Pregunta el rubio, terminando de escribir, dejando la hoja encima de un montón más.

Stanford lo vio de reojo y Bill pudo jurar que vio estrellitas en sus ojos.

— Mm, un poco. — Hablo. — Debes esmerarte más si quieres mi perdón.

Bill soltó una risa, muy irritado.

— Yaaaaaa. Fordsy, no seas malo conmigo. — Hizo un berrinche al comportamiento del científico. — Estoy esforzándome mucho para que estés feliz conmigo, dime lo que sea, haré todo lo que tú me pidas.

— Ponte a trabajar entonces. — Stanford le pide tosco. — Creo que a este paso, terminaremos a fin de año de nuevo.
— Soltó un suspiro pesado. — Me agotó más rápido ahora, todo gracias a ti. — Le dijo, mientras agarraba un borrador y se lo tiraba a la cara.

— ¡Oye, es culpa de ambos, no solo mía! — Se quejo, el castaño le estaba colmando la paciencia.

— ¡Yo no sabía que esto pasaría por tener sexo contigo! Soy un maldito hombre. — Alzó la voz el de lentes.

— ¿Quiere dejar de quejarte? — Lo ve con el ceño fruncido, para levantarse y acercarse como un león a su presa.

Bill era el león y Stanford la presa que poco a poco comerá.

— Ya solo cállate y no fastidies, a veces me arrepiento de hacer tratos contigo.

Bill soltó una risa divertida.

— Es porque eres alguien avaricioso, por eso me soportas. — Dice divertido pasando sus manos por el pecho del hombre sentado en la silla, acariciándolo sutilmente.

Stanford entendió sus intenciones.

— Ahora no.  — Lo paro abruptamente con sus palabras y las manos las sujeto. — Pareces animal.

Stanford se paro de la silla para encararlo.

— Deja de ser así, me confundes. — Tímido lleva su mirada a otro lado, apretando los puños de las manos. — ¿Por qué no piensas en tu hijo? A veces pienso que solo piensas en tu propio beneficio.

Bill lo ve y suelta una sonrisa, burlona.

— Si pensará solo en mi, no te ayudaría cerebrito. — bociferó. — ¡Claro que pienso en él todo el tiempo! Ya le hable a mis amigos de él, ¡Cuando el portal esté listo, lo llevaré a conocer el reino donde vivo! La pasará genial. Claro tu también vendrás si gustas. —  Le sugirió sutilmente.

— ¿Te puedo preguntar algo?

— Adelante, puedes preguntar lo que sea. — Bill le dijo, viendolo de frente.

— Tú, ¿Me quieres? — Pregunta tímido, viendolo a otro lado.

Bill lo vio de pies a cabeza.

— Claro que sí Fordsy, lo que llevas dentro de tí debe dejartelo en claro, un simple mortal lleva a mi descendencia en su vientre. ¡Debes sentirte especial! Te adoro.

Stanford lo vio y no supo cómo interpretar sus palabras.

Se acercó a Bill abrazarlo.

— Pues yo... Eres el centro de mi universo. — Le susurro al oído. — También te aprecio.

Bill se sorprendió un poco, algo se regocija dentro de él, no sabe el que.

¿Si Bill pudiera encontrar la brujería sería capaz de curarlo? ¿Dónde podría encontrarla.

Paso sus manos acariciando su espalda.

Stanford piensa que tal vez, tal vez en el centro de Bill si es su prioridad, que conocerlo fue obra del destino y que por algo sus caminos se cruzaron.

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⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

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Ramé || BillfordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora