Capítulo dos

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Para Stanford estos días estaban más cansados que otros debido al arduo trabajo que lleva el portal y además por la época del año que se encontraban.

Estaban en un mes festivo, uno de los más felices del año.

Dulces fiestas, dulces navidades.

Fiddleford y él decidieron pasar la navidad juntos.

Comieron, bebieron y pasaron tiempo juntos.

Estaba felíz porque después de todo los brabucones de su escuela no tenían razón.

El si tenía amigos.

Fiddleford y Bill.

Aún recuerda cuando conoció a Fiddleford, se le llena su corazón de alegría.

Tal vez no tuvieron un buen inicio en su amistad pero al ser compañeros de cuarto fue inevitable congeniar.

Si le pidieran cómo describiría a Mcgucket diría que es alguien inteligente, buen consejero y buen amigo.

Fue una de las primeras personas después de Stanley que no lo juzgo por su dedo extra.

Incluso podría decirles que Fiddleford no lo había notado hasta los meses que lo observo con detenimiento.

Fiddleford es una persona detallista con él.

Fue muy dulce de su parte hacerle unos guantes a mano con un dedo extra para el junto a su bola de nieve navideña, así que fue imposible no saltar a sus brazos para apretujarlo fuerte y soltar un te quiero junto a un beso en la mejilla.

Fiddleford se puso nervioso y ansioso después de eso pero prefirió ignorarlo.

La pasaron bien.

Pero ahora el problema es su musa.

Se sentía confundido, tenía tiempo sin aparecer.

Mentiría si dijera que incluso no está ansioso porque él aparezca.

Se siente triste al ver que estaba a punto de morir asado por un Krampus y él aún así no dió señales de vida.

Después de meditar que no debería darle tanta importancia decidió recostarse y dormir un poco, las ojeras y su aspecto daba a entender lo mal que lo estaba pasando.

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Ya era de mañana, dedujo debido a la luz entrante por su ventana.

Desperté somnoliento con la mirada perezosa y borrosa debido a mi falta de visión por no cargar mis lentes puestos.

Apenas enfoque un poco mi vista y decidí agarrar los lentes para ver mejor a mi alrededor y visualice a mi musa sobre mi buró como un elfo observador.

— ¡Feliz halloween! ¿Atrapaste algunos duendes? — Bill saludo alegremente.

Me asusté tanto a su actitud de hiperactividad y terminé tirando la esfera con tanto esmero y dedicación que Fiddleford me hizo con cariño. No pude ocultar mi molestia y frustración.

Ramé || BillfordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora